EL ALMA Y SUS VEHÍCULOS
¿Qué es el alma?
El
alma es la intermediaria entre el espíritu y la materia. La densidad de la
materia no puede tener una relación directa con el espíritu porque son
totalmente incompatibles.
Composición básica del hombre:
Personalidad
y alma. La personalidad está constituida por: cuerpo físico/etérico, Cuerpo
astral o de emociones, y cuerpo mental.
La
personalidad en sí misma es materia densa y para que se pueda relacionar con el
espíritu tiene la necesidad y ayuda del alma que ejerce de intermediaria.
Proceso
de las vidas del hombre.
El
ser humano tiene una etapa involutiva que podríamos relacionarla con la frase
de “descendió a los infiernos”, llegamos a lo máximo de la densidad, a la
podredumbre, al igual que las plantas, que el agricultor introduce la semilla
en las profundidades de la tierra, se pudre y de esa podredumbre nacen las
raíces, el tallo, las hojas y finalmente el fruto. Todo en la naturaleza sigue
igual proceso porque las leyes son las mismas para todo el universo.
Hablando
de la fase involutiva del hombre, podríamos remontarnos al hombre primitivo en
que solamente vivía como un animal, para cubrir sus necesidades físicas de todo
tipo y ahí estaba centrada su vida y sus energías, ignorando por completo al alma.
Posteriormente esas energías pasan al astral, distribuyéndose entre el físico y
el cuerpo de emociones y aquí se da libertad total a los deseos y a las
emociones, considerándose que es lo más importante del hombre, lo que debe
regir porque por encima de los sentimientos no hay nada. Esta teoría la hemos defendido a través de los tiempos y
todavía prevalece, con lo cual el ser humano se mueve por pasiones y se sigue
ignorando en gran medida al alma. Llega el momento en que va haciendo acto de
presencia la mente y el ser humano va pensando y utilizando argumentos y
razones que utiliza en la mayoría de los casos egoístamente. Quiere decir que
en esta fase se sigue ignorando al alma.
Sin
embargo la mente es el cuerpo más importante de la personalidad y sigue un
proceso por el cual dirige al físico y al astral en lo que se puede considerar
como una dirección egoísta, ya que va buscando que nada interfiera en sus
objetivos. En esta etapa, humana y socialmente, el hombre crece porque se da
cuenta de la importancia de la mente y la utiliza inteligentemente aportándole
conocimientos que va a utilizar con fines egoístas, para lo que considera que
es su propio bien.
Las
leyes divinas son tan sabias y tan justas que nos van a proporcionar los
efectos lógicos de nuestra naturaleza libre e incontrolada. Entonces vamos a
ver que los excesos del cuerpo físico y del cuerpo astral alimentados por el
egoísmo de la mente, tiene unas consecuencias y llegan las enfermedades,
desequilibrios nerviosos y problemas sociales creados por nuestra propia mente
que ignora los derechos de los demás.
Ante
las contrariedades llegamos a preguntarnos ¿por qué? Y por supuesto no
encontramos respuestas, y no las encontramos porque no estamos preparados para
recibirlas, no tenemos la honestidad necesaria y solo encontramos culpables a
los demás. Como no somos capaces de ver, las experiencias se repiten una y otra
vez, y seguimos preguntándonos ¿por qué?, hasta que tanta insistencia en las
experiencias y en las preguntas nos van despertando la conciencia. El resultado
de la relación entre el alma y la personalidad ya se va manifestando aunque
torpemente porque la personalidad no está preparada para poder dar la respuesta
que nos pide el alma.
¿Por
qué no está preparada la personalidad?
Porque
la personalidad es básicamente materia con lo cual es incompatible con el alma
y la relación correcta no puede darse. Sin embargo sabemos que “todo es energía
y todo es espíritu” y que por tanto la materia también es espíritu en su ínfima
expresión.
¿Qué
tendremos que hacer para hacer compatible la personalidad con el alma?
Tendremos
que desarrollar esa parte espiritual que es su esencia, e ir transformando la materia
en espíritu, con lo cual las vibraciones de personalidad y alma se irán
aproximando y el entendimiento se va haciendo posible. La personalidad irá
captando la luz del alma que antes no percibía y tendrá que poner en acción la
voluntad para expresar al alma mediante sus pensamientos, palabras y obras. En
la medida que conjugamos este trabajo, que realmente es un trabajo, vamos
percibiendo más y más luz y somos más capaces de ver nuestros defectos y de
corregirlos, y los corregimos, y seguimos expresando al alma. Es un proceso, y
en este proceso llegará el momento en que se fusionará la personalidad con el
alma, seremos almas, “almas encarnadas”. Si en ese estado estuviéramos la
humanidad los problemas del mundo desaparecerían.
¿Cuál
es el mecanismo del alma?
LA
PERSONALIDAD, que si no se hace fuerte, si no se redime, si no se
espiritualiza, no puede expresar al alma. ¿Es necesaria la meditación en este
proceso? Totalmente es necesaria la meditación porque a través de ella se
produce la invocación y la evocación, o lo que es lo mismo, pretendemos
acercarnos a la LUZ, la invocamos, la deseamos, y consecuentemente la evocación
y precipitación de energías se manifiesta, y si las usamos correctamente
serviremos a la humanidad, a la Jerarquía y al Plan de Dios.
¿Se
puede sustituir la meditación con el estar serenamente expectantes, o lo que es lo mismo, con la serena expectación?
Yo
diría que la meditación es absolutamente necesaria en la mayor parte de
nuestras vidas, porque nuestra humanidad y densidad es una realidad y mientras
no hayamos llegado a la fusión con el alma no podremos estar de continuo
“serenamente expectantes” que es igual a decir que estamos continuamente en
meditación.
A.C.V.