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sábado, 24 de agosto de 2013

SABIDURÍA




SABIDURIA

La Sabiduría concierne al desarrollo de la vida dentro de la forma, al progreso del espíritu a través de los vehículos (personalidad).  Trata del aspecto vida de la evolución. Debido a que se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas; es la captación intuitiva de la verdad, independiente de la facultad razonadora,  capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal. Es algo más que eso, constituye la creciente capacidad del Pensador para penetrar cada vez más dentro de la mente del Logos,  comprender la verdadera interiorización del gran espectá­culo del universo, ver el objetivo y armonizarse progresivamente con la medida superior. Puede ser descrito como el conocimiento del "Reino del Dios interno" y la captación del "Reino del Dios externo" en el sistema solar.  

Cuando hablamos del desarrollo de la vida dentro de la forma, estamos hablando del principio que activa todas las formas, es decir el espíritu.

La sabiduría es la ciencia del espíritu, así como el conocimiento es la ciencia de la materia. El conocimiento es separatista y objetivo, mientras que la sabiduría es sintética y subjetiva. El conocimiento separa, la sabiduría une. El conocimiento hace diferencias, mientras que la sabiduría fusiona.

A la sabiduría no se llega por la razón, pero previamente sí que hemos debido desarrollar y utilizar la mente para poder expresar al alma que necesariamente precisa de la personalidad integrada y alineada para poder manifestarse. Esta manifestación va a tener efecto mediante nuestros pensamientos, palabras y obras, es decir mediante el servicio. Llegados aquí ya no es necesario el uso de la mente que ya hemos desarrollado y explotado, ahora tenemos que trascenderla y en este proceso llegará la Sabiduría.  

La sabiduría concierne al Yo (Ser Divino) y el conocimiento al no‑yo (personalidad). La sabiduría activada y motivada por el amor, e inteligentemente aplicada a los problemas mundiales, es hoy muy necesaria, lo cual fue  descubierto por las pocas almas iluminadas de todas las naciones, ‑repito de todas las naciones, sin excepción. Debería haber más personas que sepan amar con sabiduría y apreciar la aspiración grupal, antes de poder ver la próxima realidad que debemos conocer, la cual surgirá de las tinieblas que estamos ahora en proceso de disipar.

Sabiduría implica habilidad en la acción, como resultado del amor desarrollado y de la luz de la comprensión; es ser consciente de los requisitos y de la capacidad para reunir, en una relación fusionada, la necesidad y lo que la satisfará. Sabiduría es la aplicación iluminada del conocimiento, por medio del amor, a los asuntos de los hombres. La sabiduría ocupa el lugar del conocimiento cuando hemos incorporado a la vida EL AMOR.

viernes, 23 de agosto de 2013

HOMBRE, CONÓCETE A TI MISMO




HOMBRE, CONÓCETE A TI MISMO

¡Hombre conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses!...

¡CONÓCETE A TI MISMO...! Pocas personas han sabido interpretar correctamente esta Fórmula o Máxima de Tales de Mileto, inscrita en el frontispicio del TEMPLO DE DELFOS. ¿Quién es este "sí mismo" que debemos conocer? ¿Acaso hay aspectos de nuestro ser que desconocemos? ¿Se trata quizás de conocer nuestro carácter, nuestras debilidades, nuestros defectos y cualidades?... Evidentemente no. Se trata de algo mucho más importante y profundo. El conocimiento de la personalidad y de sus tendencias es importante, claro está, pero si conocerse fuese únicamente eso, los Sabios nunca habrían inscrito este precepto en el frontispicio de un templo. Este conocimiento es necesario también, desde luego, pero resulta insuficiente. Conocerse es mucho más que eso, conocerse a sí mismo es reconocer nuestro REAL SER, aquel que realmente somos, más allá de cualquier especulación intelectual o racional, más allá de cualquier sospecha o suposición. Es conocer la raíz de nuestra existencia, el propósito fundamental y nuestra herencia cósmica. Y de eso si que sabemos bien poco, o quizás nada.

Conocerse a sí mismo es reencontrar todas las POTENCIALIDADES y posibilidades que como Hijos de Dios hemos heredado de nuestro Creador. Conocernos en todos los sentidos y en todas las formas, PROFUNDIZAR en la Raíz de nuestro Ser, en el PROPÓSITO de nuestra Existencia, escarbar en las capas más profundas e Íntimas de nosotros mismos para ver quién y qué somos realmente. Este es nuestro primer deber como hombres y el primer paso en los estudios esotéricos, y nadie lo puede hacer por nosotros. Por lo general, cualquier ser humano inteligente se siente reflexivo en algún momento dado de su vida por resolver la triple interrogación de ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy?, la cual constituye el principio filosófico de la vida y la serena afirmación de que el ser humano posee unas profundidades y un anhelo ígneo, enraizadas en suelos de inmortalidad, que exigen ser des-cubiertas y manifestadas.


¿Quién soy?, ¿de dónde vengo y hacia dónde voy?, ¿cuál es el propósito de mi Existencia?, ¿qué hago aquí? Preguntas claves en la existencia del hombre y resultado consecuente del despertar de nuestra inteligencia, siendo un impulso natural y coherente el tratar de responderlas. Cabe entonces preguntarse... ¿Por qué en estos momentos no soy consciente de mi verdadero ser?, ¿por qué o cuál es la causa que me hace vivir como otro ser que en realidad no soy? La respuesta es sencilla aunque complicada de entender. La respuesta es que no estamos DESPIERTOS sino soñando que estamos despiertos. ¿Y por qué no estamos despiertos realmente? Pues porque estamos sumergidos en un profundo sueño hipnótico. La psicología moderna afirma que sólo utilizamos alrededor de un 3% o un 7% de nuestra real capacidad cerebral. Y ¿qué hay del otro 97% restante?, ¿dónde está y qué hace? Pues lo cierto es que está sin control de nuestra voluntad y relegado a esa parte desconocida y profunda denominada SUBCONSCIENTE. Vemos pues que en principio es tan solo una cuestión de "adormecimiento interior”. Increíble potencial latente pero no manifiesto. Todos poseemos una enorme fortuna pero que no utilizamos". Y sin embargo, el subconsciente está ahí. Funcionando, trabajando en nuestro interior, en nuestra vida diaria, pero siempre por debajo del umbral de nuestro pequeño consciente, de nuestro fraccionado y limitado consciente.

El infraconsciente, el subconsciente, el consciente, el supraconsciente, todos son aspectos diferentes de una misma realidad mental, humana y espiritual. Todos ellos actúan simultáneamente en nuestras vidas, en diferentes niveles y en diferentes formas pulso natural y coherente el tratar de responderlas. Cabe entonces preguntarse... ¿Por qué en estos momentos no soy consciente de mi verdadero ser?, ¿por qué o cuál es la causa que me hace vivir como otro ser que en realidad no soy? La respuesta es sencilla aunque complicada de entender. La respuesta es que no estamos DESPIERTOS sino soñando que estamos despiertos. ¿Y por qué no estamos despiertos realmente? Pues porque estamos sumergidos en un profundo sueño hipnótico. La psicología moderna afirma que sólo utilizamos alrededor de un 3% o un 7% de nuestra real capacidad cerebral. Y ¿qué hay del otro 97% restante?, ¿dónde está y qué hace? Pues lo cierto es que está sin control de nuestra voluntad y relegado a esa parte desconocida y profunda denominada SUBCONSCIENTE. Vemos pues que en principio es tan solo una cuestión de "adormecimiento interior”. Increíble potencial latente pero no manifiesto. Todos poseemos una enorme fortuna pero que no utilizamos". Y sin embargo, el subconsciente está ahí. Funcionando, trabajando en nuestro interior, en nuestra vida diaria, pero siempre por debajo del umbral de nuestro pequeño consciente, de nuestro fraccionado y limitado consciente.



jueves, 22 de agosto de 2013

EL ALMA Y SUS VEHÍCULOS




EL ALMA Y SUS VEHÍCULOS

¿Qué es el alma?
El alma es la intermediaria entre el espíritu y la materia. La densidad de la materia no puede tener una relación directa con el espíritu porque son totalmente incompatibles.

Composición básica del hombre:

Personalidad y alma. La personalidad está constituida por: cuerpo físico/etérico, Cuerpo astral o de emociones, y cuerpo mental.

La personalidad en sí misma es materia densa y para que se pueda relacionar con el espíritu tiene la necesidad y ayuda del alma que ejerce de intermediaria.

Proceso de las vidas del hombre.

El ser humano tiene una etapa involutiva que podríamos relacionarla con la frase de “descendió a los infiernos”, llegamos a lo máximo de la densidad, a la podredumbre, al igual que las plantas, que el agricultor introduce la semilla en las profundidades de la tierra, se pudre y de esa podredumbre nacen las raíces, el tallo, las hojas y finalmente el fruto. Todo en la naturaleza sigue igual proceso porque las leyes son las mismas para todo el universo.

Hablando de la fase involutiva del hombre, podríamos remontarnos al hombre primitivo en que solamente vivía como un animal, para cubrir sus necesidades físicas de todo tipo y ahí estaba centrada su vida y sus energías, ignorando por completo al alma. Posteriormente esas energías pasan al astral, distribuyéndose entre el físico y el cuerpo de emociones y aquí se da libertad total a los deseos y a las emociones, considerándose que es lo más importante del hombre, lo que debe regir porque por encima de los sentimientos no hay nada. Esta teoría  la hemos defendido a través de los tiempos y todavía prevalece, con lo cual el ser humano se mueve por pasiones y se sigue ignorando en gran medida al alma. Llega el momento en que va haciendo acto de presencia la mente y el ser humano va pensando y utilizando argumentos y razones que utiliza en la mayoría de los casos egoístamente. Quiere decir que en esta fase se sigue ignorando al alma.

Sin embargo la mente es el cuerpo más importante de la personalidad y sigue un proceso por el cual dirige al físico y al astral en lo que se puede considerar como una dirección egoísta, ya que va buscando que nada interfiera en sus objetivos. En esta etapa, humana y socialmente, el hombre crece porque se da cuenta de la importancia de la mente y la utiliza inteligentemente aportándole conocimientos que va a utilizar con fines egoístas, para lo que considera que es su propio bien.

Las leyes divinas son tan sabias y tan justas que nos van a proporcionar los efectos lógicos de nuestra naturaleza libre e incontrolada. Entonces vamos a ver que los excesos del cuerpo físico y del cuerpo astral alimentados por el egoísmo de la mente, tiene unas consecuencias y llegan las enfermedades, desequilibrios nerviosos y problemas sociales creados por nuestra propia mente que ignora los derechos de los demás.

Ante las contrariedades llegamos a preguntarnos ¿por qué? Y por supuesto no encontramos respuestas, y no las encontramos porque no estamos preparados para recibirlas, no tenemos la honestidad necesaria y solo encontramos culpables a los demás. Como no somos capaces de ver, las experiencias se repiten una y otra vez, y seguimos preguntándonos ¿por qué?, hasta que tanta insistencia en las experiencias y en las preguntas nos van despertando la conciencia. El resultado de la relación entre el alma y la personalidad ya se va manifestando aunque torpemente porque la personalidad no está preparada para poder dar la respuesta que nos pide el alma.

¿Por qué no está preparada la personalidad?

Porque la personalidad es básicamente materia con lo cual es incompatible con el alma y la relación correcta no puede darse. Sin embargo sabemos que “todo es energía y todo es espíritu” y que por tanto la materia también es espíritu en su ínfima expresión.

¿Qué tendremos que hacer para hacer compatible la personalidad con el alma?

Tendremos que desarrollar esa parte espiritual que es su esencia, e ir transformando la materia en espíritu, con lo cual las vibraciones de personalidad y alma se irán aproximando y el entendimiento se va haciendo posible. La personalidad irá captando la luz del alma que antes no percibía y tendrá que poner en acción la voluntad para expresar al alma mediante sus pensamientos, palabras y obras. En la medida que conjugamos este trabajo, que realmente es un trabajo, vamos percibiendo más y más luz y somos más capaces de ver nuestros defectos y de corregirlos, y los corregimos, y seguimos expresando al alma. Es un proceso, y en este proceso llegará el momento en que se fusionará la personalidad con el alma, seremos almas, “almas encarnadas”. Si en ese estado estuviéramos la humanidad los problemas del mundo desaparecerían.

¿Cuál es el mecanismo del alma?

LA PERSONALIDAD, que si no se hace fuerte, si no se redime, si no se espiritualiza, no puede expresar al alma. ¿Es necesaria la meditación en este proceso? Totalmente es necesaria la meditación porque a través de ella se produce la invocación y la evocación, o lo que es lo mismo, pretendemos acercarnos a la LUZ, la invocamos, la deseamos, y consecuentemente la evocación y precipitación de energías se manifiesta, y si las usamos correctamente serviremos a la humanidad, a la Jerarquía y al Plan de Dios.

¿Se puede sustituir la meditación con el estar serenamente expectantes, o lo que es lo mismo, con la serena expectación?

Yo diría que la meditación es absolutamente necesaria en la mayor parte de nuestras vidas, porque nuestra humanidad y densidad es una realidad y mientras no hayamos llegado a la fusión con el alma no podremos estar de continuo “serenamente expectantes” que es igual a decir que estamos continuamente en meditación.

A.C.V.

domingo, 18 de agosto de 2013

LIBRE ALBEDRÍO



LIBRE ALBEDRIO

Podría decirse que dentro de los límites de la sabia orientación del hombre inteligente, existe el libre albedrío, en lo que concierne a la actividad del reino humano. Allí donde no existe actividad mental ni facultad para discriminar, analizar y elegir, no hay libre albedrío, porque se está imponiendo la ley del karma y ante esto no tenemos escapatoria, nuestro libre albedrío no existe en este caso. La opción que nos da el libre albedrío desaparece, cuando al quebrantar cualquier ley provocamos que funcione la ley de Causa y Efecto, en lo cual también hemos decidido nosotros, consciente o inconscientemente.

La gran diferencia que existe entre el reino humano en los tres mundos y los otros reinos de la naturaleza, es el libre albedrío. En la cuestión muerte, el libre albedrío tiene, en último análisis, una definida relación con el alma; la voluntad del alma se cumple consciente o inconscientemente, en lo que a su decisión de la muerte concierne, y esta idea contiene en sí muchas implicaciones sobre las cuales se haría muy bien en reflexionar.

Es imposible predecir lo que hará el género humano, debido al factor del libre albedrío. Tan es así, que el cumplimiento del Plan de Dios en la tierra no se hará presente sin la libre colaboración del ser humano.

El ser humano disfruta de soberanía personal que implica el poder y la autoridad intrínsecos del individuo para determinar su propia dirección y destino, o lo que es lo mismo: LIBRE ALBEDRÍO.

Mucho se podría decir del uso del libre albedrío, porque lleva implícito el derecho a la libertad que todos tenemos, y que en el camino espiritual encierra tanta responsabilidad. El respeto a la libertad del otro no implica que yo deje de respetar la mía propia, y en esto, como en todo, hay que ser muy firmes.

Los siguientes puntos resultarán difíciles de captar, pero son de suma importancia:

Los hombres deciden por sí mismos la acción directa, hacen su propia elección y ejercen sin impedimento el libre albedrío que pueden poseer en un momento dado.

El Cristo y la Jerarquía espiritual nunca han infringido el derecho divino de los hombres a tomar sus propias decisiones, ejercer su libre albedrío y alcanzar la libertad, luchando por ella en forma individual, nacional o internacional. Cuando la verdadera libertad reine en la tierra veremos el fin de las tiranías: política, religiosa y económica. No nos referimos a la democracia moderna como una condición que satisface la necesidad, porque la democracia es en la actualidad una filosofía anhelante y un ideal no logrado. Se habla del período que ciertamente vendrá, en que gobernarán personas iluminadas, las cuales no tolerarán el autoritarismo de la iglesia ni el totalitarismo de ningún sistema político; tampoco aceptarán o permitirán que ningún grupo ni “ser” alguno les diga lo que deben creer para ser salvados, ni cuál es el gobierno que deben aceptar. Cuando la verdad sea dicha a los pueblos y éstos puedan juzgar y decidir libremente, por sí mismos, veremos un mundo mejor.

La Jerarquía, debido al divino principio del libre albedrío en la humanidad, no puede predecir cómo actuarán los hombres en momentos de crisis, ni puede obligar a seguir la buena senda de la vida contra el deseo del ser humano, porque las buenas acciones deben llegar desde lo más profundo del pensamiento y sentimientos humanos y surgir como un esfuerzo libre y no dirigido; la Jerarquía no puede dar los pasos que impidan a los hombres cometer errores, pues los hombres por los errores cometidos se dan cuenta "a través del mal, que es mejor el bien".

¿Cómo a veces los seres humanos nos podemos dejar influir y dirigir perdiendo nuestra propia libertad. Puede venir alguien a decirnos que no hagamos ningún esfuerzo porque todos vamos a ser salvados, o por el contrario, que tampoco hagamos nada porque no hay salvación posible? En estos supuestos se estarían violando las leyes que son inmutables y entraría en funcionamiento la ley del karma.

Ana Castro.


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