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miércoles, 6 de noviembre de 2013

MAGIA BLANCA Y MAGIA NEGRA



MAGIA: BLANCA Y NEGRA
Textos del Maestro Tibetano (DK)



En estos días mucho se habla entre los estudiantes ocultistas, sobre magia blanca y negra, y mucho de lo que se dice no tiene fundamento o veracidad. Se ha expresado con toda exactitud que la línea de demarcación existente entre los dos tipos de trabajadores es tan tenue que difícilmente pueden reconocerla quienes aún no merecen ser llamados "conocedores”.

La diferencia entre ambos existe en el método y en el móvil, pudiendo resumirse de la manera siguiente:

El móvil del mago blanco consiste en beneficiar al grupo para el cual emplea su energía y tiempo. El mago del sendero izquierdo siempre trabaja solo, y si alguna vez colabora con otros lo hace con un propósito egoísta oculto. El exponente de la magia blanca se interesa en el trabajo constructivo a fin de colaborar en los planes jerárquicos y llevar adelante los deseos del Logos planetario. El Hermano de la Oscuridad se ocupa de lo que está fuera de los planes de la Jerarquía y do lo que no está dentro del propósito del Señor del Rayo planetario.

El mago blanco, como ya se dijo, trabaja totalmente por medio de los Devas Constructores mayores; valiéndose del sonido y de los números, fusiona su trabajo, influyendo así a los Constructores menores que forman la sustancia de sus cuerpos y, por consiguiente, de todo lo que existe. Actúa por medio de centros grupales y puntos vitales de energía, y desde allí produce en la sustancia los resultados deseados. El Hermano de la Oscuridad trabaja directamente con la sustancia y con los Constructores menores, no colabora con las fuerzas que emanan de niveles egoicos. Las legiones menores de la "Hueste de la Voz" son sus sirvientes, no las Inteligencias rectoras de los tres mundos; trabaja principalmente en los planos astral y físico, sólo raras veces lo hace con las fuerzas mentales, y únicamente en casos muy especiales, un mago negro oculto en el karma cósmico actúa en los niveles mentales supe­riores. Sin embargo los casos que allí pueden observarse constituyen las causas principales que contribuyen a la manifestación de toda magia negra.

El mago blanco trabaja siempre en colaboración con otros, siendo dirigi­dos por ciertos guías de grupo. Por ejemplo, los Hermanos de la Logia Blanca trabajan dirigidos por los tres grandes Señores, adaptándose a los planes establecidos, subordinando Sus propósitos e ideas individuales al gran esque­ma general. El mago negro trabaja por lo general en forma excesivamente individualista, llevando a cabo sus proyectos solo o ayudado por sus subordi­nados. Comúnmente no acepta ninguna autoridad superior, pero con fre­cuencia es víctima de los agentes que se hallan en niveles superiores del mal cósmico, utilizándolo en la misma forma que él emplea a sus colaboradores inferiores, es decir, actuando (en lo que atañe al propósito superior) ciega e inconscientemente.

El mago blanco, como es bien sabido, trabaja con el aspecto evolutivo en conexión con el Sendero de Retorno. El hermano negro se ocupa de las fuerzas involutivas o del Sendero de Ida. Constituye la gran fuerza equilibra­dora de la evolución, y aunque uno se ocupa del aspecto material de la manifestación y el otro del aspecto alma o conciencia, ellos y su obra, de acuerdo a la gran ley de evolución, contribuyen al propósito general del Logos solar, aunque (y esto contiene un gran significado oculto para el estudiante iluminado) no al propósito, individual del Logos planetario.

Por último, podría decirse brevemente en conexión con las diferencias que existen entre ambos, que el mago de la Buena Ley trabaja con el alma de las cosas. Su hermano de la oscuridad trabaja con el aspecto materia.

El hermano blanco trabaja dirigido por la Jerarquía o el gran Rey, llevando a cabo Sus propósitos planetarios. El hermano de la oscuridad trabaja dirigido por ciertas Entidades separadas, desconocidas para él, vinculadas con las fuerzas de la materia misma. Mucho más podría decirse a este respecto, pero lo que se ha impartido basta para nuestro propósito.  

2. Los Hermanos Negros son -nunca lo olviden‑ hermanos equivocados y descarriados, aunque hijos del mismo Padre, que se han extraviado en lejanas tierras. El camino de retorno será largo para ellos, pero la misericor­dia de la evolución, inevitablemente, los obligará a volver por el sendero del retorno en ciclos distantes. Quien sobreexite la mente concreta y consienta cerrarse continuamente a lo superior, corre el peligro de desviarse por el sendero de la izquierda. Muchos son los que se desvían así, pero... vuelven sobre sus pasos y evitan cometer los errores en el futuro, así como el niño que se quema una vez, evita acercarse al fuego. El hombre que persiste, a pesar de las advertencias y del dolor, es el que finalmente se convierte en un hermano de la oscuridad.

El hermano negro no se siente unido a su especie; sólo ve personas que han de ser explotadas para sus propios fines. Esta es, en pequeña escala, la marca de aquellos que, a sabiendas o no, son sus instrumentos. No respetan a persona alguna; consideran a todos los hombres como presa legítima; emplean a cualquiera para llevar adelante sus propósitos, y por todos los medios a su alcance, correctos o incorrectos, procuran destruir toda oposi­ción y adquirir cuanto desean para su yo personal.  

El hermano negro no tiene en cuenta el sufrimiento que puede ocasio­nar, ni se preocupa de la agonía mental que podría causar en su adversario; persiste en sus propósitos y no los abandona, aunque dañe a alguien, sea hombre, mujer o niño, con tal que sus propios fines se cumplan. No hay que esperar compasión de quienes se oponen a la Hermandad de la Luz.

En el plano físico y en el emocional, el hermano negro tiene más poder que el hermano de la Luz; no más poder "en sí` ', sino más poder aparente, porque los Hermanos Blancos prefieren no ejercer Sus poderes en esos dos planos, como lo hacen los Hermanos Negros. Podrían ejercer Su autoridad, pero han decidido abstenerse y, en cambio, trabajar con los poderes de la evolución y no con los de la involución.

Y ahora, ¿qué métodos pueden emplearse para salvaguardar a los trabajadores en el campo el mundo? ¿Qué se puede hacer para evitar los peligros de la actual lucha y de la aún mas enconada de los siglos venideros?

La primera condición esencial es lograr la purificación de todos los vehículos. Si un hermano negro obtiene dominio sobre un hombre, es prueba de que éste tiene algún punto débil en su vida. La puerta por donde el hermano negro penetra debe ser abierta por el hombre mismo; la abertura por donde entran las fuerzas malignas debe ser hecha por el mismo ocupante de los vehículos. De ahí la necesidad de la escrupulosa limpieza del cuerpo físico, de emociones puertas esta­bles en el cuerpo emocional, y de pensamientos puros, en el cuerpo mental. Cuando esto ocurra, habrá coordinación entre los vehículos inferiores, y el Pensador que los habite no permitirá la entrada a entidades extrañas.

La eliminación de todo temor. Las fuerzas de la evolución vibran mucho más rápidamente que las de la involución, y en esto hay una reconocida seguridad. El temor causa debilidad; la debilidad causa desintegración; el punto débil falla, produciéndose el vacío; a través de éste pueden entrar las fuerzas del mal. El factor que permite la entrada radica en. el temor que siente el hombre, y es el que así abre la puerta.
Permanecer firme e inconmovible, no importa lo que suceda. Los pies pueden estar hundidos en el barro de la tierra, pero la cabeza puede estar bañada por los rayos del sol en regiones más elevadas. Conocer la suciedad de la tierra no significa contaminarse.

El reconocimiento del sentido común y su aplicación a la cuestión en debate. Dormir mucho y, durmiendo, aprender a hacer positivo al cuerpo; mantenerse activo en el plano emocional y alcanzar la calma interna. Evitar el cansancio excesivo al cuerpo físico y procurar dis­tracción, cuando sea posible. Durante las horas de relajación se efectúa el reajuste, que anula la tensión posterior.  

De allí que el cultivar la serenidad emocional sea uno de los primeros requisitos para adquirir el equipo que necesita el mago blanco. Esta sereni­dad no se logra reprimiendo toda actividad vibratoria astral por un esfuerzo de la voluntad, sino cultivando la capacidad de responder al Ego, negando toda respuesta a la vibración innata del vehículo astral mismo.

Papa Francisco a las claras.

http://www.youtube.com/watch?v=JGbEHX3fmXY&feature=youtu.be

http://www.youtube.com/v/JGbEHX3fmXY?version=3&autohide=1&showinfo=1&feature=share&autohide=1&attribution_tag=PhOBvtUDUDcaY_pFAFEEqw&autoplay=1

martes, 5 de noviembre de 2013

EL AURA (D.K. El Tibetano)





EL AURA
Textos del Maestro Tibetano D.K.
El aura de cualquier forma de vida puede definirse como la cualidad de una esfera de actividad radiatoria. Aún muy poco se sabe sobre el aura, y se han escrito muchas tonterías respecto a esto. Por lo general se habla del aura en términos de color y luz, debido a la naturaleza de la visión del que ve y del  mecanismo de respuesta utilizado. Hay sólo dos términos que describen el aura desde el punto de vista del conocimiento oculto y son: cualidad y esfera de influencia. Lo que el clarividente realmente percibe, es una impresión que la mente traduce con rapidez en una simbología de colores, cuando es incolora. Ver el aura, como comúnmente se dice, es en realidad un estado de conciencia. El vidente cree con toda sinceridad que ha registrado un color, una serie de colores o una luz. Esto sucede en muchos casos, pero lo que en realidad ha percibido es la cualidad de una esfera de actividad radiatoria, y puede hacerlo cuando su propia esfera individual de actividad radiatoria es de la misma cualidad y naturaleza que la percibida. La mayoría de los videntes registran el grado astral de las vibraciones de una persona o de un grupo y lo registran por medio de su propio cuerpo astral. El impacto de una verdad o de un concepto mental y su reconocimiento es la expresión de un contacto similar llevado a cabo esta vez en el reino de la mente. 
El punto esencial que se hace captar es que la sensibilidad a la impresión constituye un desarrollo normal y natural, paralelo al desenvolvimiento espiritual. Les di una clave de todo el proceso cuando dije que 
“Sensibilidad a la impresión significa engendrar un aura magnética sobre la cual pueden actuar las impresiones más elevadas “. 
Quisiera que reflexionaran profundamente sobre estas palabras. Cuando el discípulo comienza a demostrar la cualidad del alma y el segundo aspecto divino se posesiona de él, controlando y matizando toda su vida, entonces se desarrolla automáticamente la sensibilidad superior convirtiéndose en un imán para las ideas y conceptos espirituales; primero atrae a su campo de conciencia el delineamiento y, más tarde, los detalles del Plan jerárquico; llega así oportunamente a ser consciente del Propósito planetario cuyas impresiones no ha de buscar ni aprender a distinguir laboriosamente, tampoco ha de captar ni aferrarse a ellas. Se introducen en el campo de su conciencia porque él ha creado un aura magnética que las invoca en su mente y las atrae. 
Esta aura magnética comienza a formarse en cuanto se hace contacto con el alma, el aura se ahonda y expande a medida que estos contactos son más frecuentes, convirtiéndose finalmente en un estado habitual de conciencia; entonces se halla siempre y a voluntad en relación con su alma, el segundo aspecto divino. 
Esta aura constituye en realidad la reserva de la sustancia mental, de la cual puede depender espiritualmente. El punto de unión se encuentra en el plano mental. Entonces el discípulo no está controlado por la naturaleza astral, sino que trata de construir el Antakarana, por el cual pueden fluir las impresiones superiores; aprende a no disipar esta afluencia sino a acumular, dentro de su aura (aquello con lo que se ha circundado), el conocimiento y la sabiduría que considera necesarios para servir a sus semejantes. Un discípulo es un centro magnético de luz y conocimiento mientras mantiene su aura magnética en un estado de receptividad. Entonces invoca constantemente, en los niveles superiores, las impresiones que pueden ser evocadas y puestas en “actividad distribuidora” mediante lo inferior y aquello que demanda ayuda. Por lo tanto, a su debido tiempo, el discípulo se convierte en una diminuta analogía de la Jerarquía - pues puede invocar a Shamballa y es fácilmente evocada por la demanda humana. Estos puntos merecen una cuidadosa consideración, pues involucran el reconocimiento elemental de puntos de tensión y su consiguiente expansión en auras o zonas magnéticas, capaces de invocación y evocación. 
Estas zonas de sensibilidad abarcan tres etapas, sobre las cuales no tengo intención de extenderme. 
I. Sensibilidad a la impresión de otros seres humanos, útil para prestar servicio cuando la necesaria aura magnética esencial ha sido engendrada y puesta bajo control científico. 
II. Sensibilidad a la impresión grupal - el paso de las ideas, de un grupo a otro. El discípulo puede convertirse en agente receptor del grupo del cual forma parte, y esta capacidad indica progreso. 
III. Sensibilidad a las impresiones jerárquicas, que llegan al discípulo, primeramente vía el antakarana y, luego, de toda la Jerarquía, cuando él ha alcanzado algunas de las iniciaciones superiores. Esto indica la capacidad de registrar impresiones de Shamballa. 
Sería de valor considerar ahora tres puntos que se refieren a la sensibilidad a la impresión, a la construcción de la reserva de pensamiento resultante y la consiguiente respuesta a las demandas invocadoras. Estos tres puntos son:
I.Proceso de Registro.
II.Proceso de Registro de Interpretaciones. 
III.Proceso de Respuesta Invocadora Resultante. 
Quisiera recordarles que el aura que cada uno ha creado alrededor del núcleo central del “yo o alma en encarnación”, es un fragmento de la super alma una, que trae el ser a la manifestación. Esta aura, como bien saben, está compuesta de las emanaciones del cuerpo etérico, y éste, a su vez, encarna tres tipos de energía, de los cuales cada uno es individualmente responsable. Estos tres tipos (cuando se asocian a la energía de prana que compone los vehículos etéricos) son: 
I.El aura de la salud, que es esencialmente física.
II.El aura astral, que por lo general es el factor más predominante, amplio y controlador. 
III.El aura mental, que en la mayoría de los casos es relativamente pequeña, pero se desarrolla rápidamente cuando el discípulo emprende conscientemente su propio desarrollo o cuando la personalidad está polarizada en el plano mental. Finalmente llegará el momento en que el aura mental eliminará (si puedo emplear este término inadecuado) al aura emocional o astral, entonces la cualidad egoica de amor creará un sustituto, a fin de que la necesaria sensibilidad no desaparezca totalmente, sino que sea de naturaleza más elevada y aguda. 
En esta triple aura (o mejor dicho, cuádruple, si contamos el vehículo etérico) todo individuo vive, se mueve y tiene su ser; esta aura vital es el agente que registra las impresiones objetivas y subjetivas. El Yo interno debe controlar y utilizar a este “agente de respuesta sensitiva” a fin de registrar las impresiones y dirigir las impresiones etéricas o mentales hacia el mundo de los hombres. La impresión astral es completamente egoísta y personal, y aunque puede afectar al medio ambiente del hombre, no está dirigida como las energías registradas. Esta aura es responsable de los efectos que una persona produce sobre otra; las palabras no producen reacciones, aun suponiendo que sean el reflejo de sus reacciones y pensamientos, pero, en realidad, son generalmente expresiones de sus deseos emocionales. 
Por lo tanto, todos poseemos un mecanismo subjetivo que es el verdadero y perfecto reflejo de nuestro propio grado de evolución. Esta es el aura que un Maestro observa y también el factor más importante en la vida del discípulo. La luz del alma dentro del aura y la condición de los distintos aspectos del aura indican si el discípulo está acercándose o no al Sendero del Discipulado. Puede comprobarse con exactitud el progreso del aspirante, a medida que su mente se clarifica y su reacción a las emociones es menos frecuente. Debe distinguir muy bien entre lo que es cuerpo astral y mental y lo que ellos emanan. Lo que se denomina cuerpo es de naturaleza sustancial; el aura es esencialmente irradiante y se extiende en todas direcciones desde el vehículo sustancial. Esto hay que tenerlo muy en cuenta. 
El problema que tiene el aspirante, a medida que “engendra” su aura magnética, es como retraerse él mismo y así disminuir la extensión y el poder de su aura astral y expandir y acrecentar la potencia de su aura mental. Debe recordarse que la mayoría de los aspirantes están polarizados en la naturaleza astral y, por consiguiente, su problema consiste en lograr una polarización distinta y enfocarse en el plano mental. Esto toma mucho tiempo y gran esfuerzo. Como lo mencioné anteriormente, la irradiación del alma, presente hasta ese momento, sustituye a la actividad emocional del aspirante; en realidad, esta emanación es una irradiación de los pétalos de amor del loto egoico.   
La “esfera de radiación” (aura) es un poderoso instrumento para el servicio, y el alcance y pureza de su contacto deberían ser cultivados por el discípulo dedicado. Existe una verdadera enseñanza esotérica expuesta en El Nuevo Testamento que “la sombra de Pedro curaba al pasar”. Su aura era de tal naturaleza que ejercía un efecto benéfico en cualquier lugar y a cualquiera que tocara o se pusiera en contacto con él. El control que ejercía el Cristo sobre Su aura era tal que “sabía cuándo la virtud salía de El”;  también sabía cuándo las energías curativas afluían a través de uno de Sus centros hacia una persona o grupo de personas necesitadas. Esta aura, su poder de atracción y su estabilidad mantiene unido a un grupo y hace que un auditorio siga escuchando y también que un individuo sea un factor importante en un determinado aspecto de acercamiento a sus semejantes. La “esfera de radiación” es establecida fácilmente por quienes investigan y observan el efecto de la radiación en las personas, en la comunidad o en el medio ambiente. Una persona muy emotiva, que actúa a través de un plexo solar superdesarrollado e incontrolado, puede destruir un hogar o una institución. Doy esto como ilustración. Una vida creadora y radiante, que utiliza conscientemente los centros cardíaco y laríngeo, puede inspirar a centenares de personas. Estos puntos son dignos de cuidadosa consideración. No obstante debe recordarse que estos centros se activan por el cultivo de ciertas virtudes principales, y no por la meditación o concentración sobre los centros; son llevados automáticamente a la necesaria condición irradiante por medio del correcto vivir, los pensamientos elevados y la actividad amorosa. Estas virtudes podrán parecer tontas y desprovistas de interés, pero son sumamente poderosas y científicamente eficaces para llevar los centros a la deseada actividad irradiante. Cuando la tarea está terminada y todos los centros son esferas vivientes de actividad irradiante externa, cada centro penetra en la órbita del otro, de tal manera que el iniciado se convierte en un centro de luz viviente y no un conglomerado de siete centros irradiantes. Reflexionen sobre esto.

lunes, 4 de noviembre de 2013

ENERGÍA (D.K. "El Tibetano")



ENERGIA
D.K. El Tibetano




La energía es ya considerada como todo lo que ES; la manifestación es manifestación de un mar de energías, con algunas de las cuales se construyen las formas, otras constituyen el medio en que viven, se mueven y tienen su ser dichas formas, y aun otras animan tanto a las formas como a su medio ambiente sustancial. Debe recordarse también que las formas existen dentro de las formas...

...cuando nos hallamos en una habitación, somos una forma dentro de otra forma; esa habitación es una forma dentro de otra que es la casa, y ésta a su vez es similar a otras casas, colocadas unas sobre otras o al lado de otras, y juntas constituyen una forma mayor. Sin embargo, estas diversas formas están compuestas de sustancia tangible que - al ser coordinadas y reunidas por algún canon o idea reconocida en la mente de algún pensador --crea una forma material. Esta sustancia intangible está compuesta de energías vivien­tes que vibran en estrecha relación; no obstante, tiene su propia cualidad y vida cualificada.  

El verdadero educador debería trabajar con energías en un mundo de energía; que estas energías están matizadas y cualificadas por característicos atributos divinos, y que cada ser humano puede, por lo tanto, ser considerado como un conglomerado de energías, dominado por un determinado tipo de energía que sirve para diferenciarlo de sus semejantes y a su vez establecer las diferencias entre los seres humanos. Si es verdad que existen siete tipos principales de energía que cualifican a todas las formas, y que a su vez estos siete tipos se subdividen en otros cuarenta y nueve tipos de energía cualifica­da, surge claramente la complejidad del problema. Si es verdad que todas estas energías actúan constantemente sobre la sustancia energía (espíritu-ma­teria), que produce “las miríadas de formas que componen la forma de Dios” (Bhagavad Gita XI), y que cada niño es la representación microcósmica (en cierta etapa de desarrollo) del Macrocosmo, es evidente la magnitud del problema, y el alcance del servicio que se nos demanda exigirá al máximo el empleo de los poderes que cada ser humano puede expresar en un momento dado, en tiempo y espacio.  

El acercamiento fundamental de quienes tratan de captar el esoterismo o enseñarlo a los estudiantes, consiste en hacer hincapié en el mundo de las energías y reconocer que detrás de todo lo que acontece en el mundo de los fenómenos (quiero significar los tres mundos de la evolución humana), existe el mundo de las energías, las cuales son de la mayor diversidad y complejidad, pero todas se mueven y actúan bajo la ley de Causa y Efecto.  

Las energías en sí no son buenas ni malas. La Gran Logia Blanca, nuestra Jerarquía espiritual, y la Logia Negra, emplean las mismas energías univer­sales, pero con diferentes móviles y objetivos; ambas están formadas por esoteristas entrenados.

El efecto del impacto de la energía depende de la naturaleza del vehículo de respuesta. El hombre reaccionará a las energías afluyentes de acuerdo a su equipo y a la naturaleza de sus cuerpos. Este enunciado es fundamental. Es una ley y debería ser considerada muy cuidadosamente. Los efectos produ­cidos sobre los hombres por un Maestro o un iniciado, difieren ampliamente, porque cada hombre introduce el impacto de Su vibración, un tipo de cuerpo físico, una naturaleza astral o emocional y una mente que es distinta de las demás en cada caso. El empleo que cada uno hace de la energía estimuladora será diferente; el enfoque de su conciencia es muy distinto; su tipo de mente completamente distinta, también lo son sus centros, su actividad y su organi­zación interna. Lo mismo sucede en los grupos, las organizaciones y las naciones.  

Debido al esfuerzo de incontables miles de hombres y mujeres de todas partes, las energías que hasta ahora sólo podían penetrar hasta la sustancia jerárquica y a los niveles del plano mental superior, hoy pueden, por primera vez, arraigarse exitosamente en los niveles físicos densos o, por lo menos, en los niveles etéricos. Esta realidad es mucho más importante de lo que creen.  

Todo trabajo oculto se ocupa de la energía - unidades de energía, energía contenida en las formas y corrientes de energía que afluyen; estas energías llegan a ser poderosas y encarnan nuestro propósito mediante el empleo del pensamiento, pues siguen las líneas bien definidas de las corrien­tes mentales del grupo.  

Cada forma constituye un universo en sí misma, y todas viven y vibran debido a la actividad divina. Empleamos la palabra “energía” para expresar dicha actividad, y no podemos ir más allá. Energía es vida y también muerte. La actividad se presiente y se conoce en lo orgánico y en lo inorgánico - una vasta serie de vidas atómicas erigidas en una estructura tras otra en el incesante movimiento y además una vasta serie de estructuras vivientes erigidas en formas más grandes e incluyentes y también en incesante movi­miento. Estas grandes estructuras son organismos vibrantes, de manera que se despliega ante la consciente visión del hombre, nada más que vida y actividad, movimiento y energía, y siempre coherencia, propósito ordenado, creciente síntesis, un Plan y una Voluntad.

Quizás he acentuado casi hasta la confusión, el vasto conjunto de energías impelentes que actúan por todo nuestro cosmos; el hombre indivi­dual puede muy bien sentirse anonadado por un sentimiento de desamparo y futilidad excepcional, pero esto se debe sólo a un estado relativamente poco desarrollado de su “mecanismo de recepción”. Cuando se sienta anonadado deberá recordar que potencialmente posee’ la capacidad creadora de cons­truir y desarrollar gradualmente un mejor mecanismo de recepción que lo capacitará, finalmente, para responder a todos los impactos y a cada tipo de energía divina. Esta capacidad es indestructible y constituye en sí un enfoque divino de energía, que debe llevar y llevará adelante indefectiblemente el bien emprendido, bajo la inspiración de El Gran Arquitecto del Universo. El modela todas las cosas para un fin divinamente previsto, y en este signo - por intermedio de Sus agentes, Venus y Vulcano, representando a la forma y al alma - conducirá al hombre de lo irreal a lo real.  

La energía puede emplearse en líneas erróneas, produciendo separatividad y dificultad o, en líneas correctas, conduciendo a la armonía y a la comprensión, pero la energía está allí y debe causar efectos en cualquier caso. Igual que en la vida del individuo, cualquiera de los rayos dominará y controlará debido a los resultados de la acción de la vida del alma sobre el aspecto forma. Si la persona o nación está orientada espiritualmente, el resultado del impacto de la energía será bueno y conducirá al desarrollo del plan divino, siendo totalmente constructivo. Allí donde domina la fuerza de la personalidad, los efectos serán destructivos y obstaculizarán el surgimiento del propósito divino. Sin embargo, también la fuerza des­tructiva puede trabajar y, finalmente, lo hace para el bien, porque el curso de la fuerza evolutiva es inalterable. Puede demorarse o apresurarse de acuerdo al propósito, la aspiración y la orientación de la entidad (humana o nacional); puede expresar el propósito del alma o el egoísmo de la personalidad, pero el impulso hacia el mejoramiento triunfará inevitable­mente.  

¿Me interpretarán mal si digo que la enfermedad es energía que no funciona de acuerdo al plan o como sería de desear? Las energías que afluyen son puestas en relación con las fuerzas, dando por resultado buena salud, formas adecuadas y fuertes, y actividad vital; sin embargo, las mismas energías afluyentes, pueden ser puestas en relación con las mismas fuerzas, estable­ciéndose un punto de fricción, produciendo una zona enferma, dolor, sufri­miento y quizás muerte. Las energías y las fuerzas siguen siendo de la misma naturaleza esencialmente divina, pero la relación establecida produjo el problema. Si se estudia esta frase será evidente que esta definición puede incluir todo tipo de dificultad, y el productor final de la situación (sea buena o mala) es el aspecto relación. Esta afirmación es de gran importancia para toda reflexión.

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