¿CÓMO VIVIMOS LA ESPIRITUALIDAD?
Vivimos en un mundo de espejismos y tenemos que trabajar para
salir de ellos, para ser lo que realmente somos, para llegar a esa esencia.
Tenemos que reafirmarnos cada día porque de lo contrario seremos un personaje
más de dichos espejismos, “¡El gran teatro del mundo!”.
Cristo utilizaba mucho la simbología y podemos recordar frases
como: “No se puede servir a dos señores”. “No juzgad, Perdonad, No te he dado
los talentos para que los entierres, Mi Reino no es de este mundo”, … . Son frases muy sencillas pero que parece que
no entendemos. Sí que rebuscamos frases del más elevado nivel
que a lo mejor ni siquiera entendemos, pero que nos hacen quedar como muy
espirituales, o al menos como muy cultos.
Tenemos que tener un gran
cuidado, porque si el esoterismo es la ciencia que estudia la raíz más profunda
de todas las cosas, estamos hablando de la verdad y no deberíamos atrevernos a
jugar con ella. Podemos confundir cultura con conocimientos espirituales, y
este tipo de conocimientos con sabiduría, y para nada es lo mismo. Podemos
tener mucha cultura y ningún conocimiento espiritual, y podemos tener
conocimientos espirituales y no tener sabiduría. Por eso, si lo que buscamos es
la verdad, no podemos ni engañar, ni engañarnos, ni dejarnos engañar, y todo esto lo estamos
permitiendo cuando no estudiamos, no meditamos,
ni analizamos, ni discernimos, ni discriminamos.
Cristo nos enseñó el camino y se mezclaba con todos, con los
doctores de la ley, con los ignorantes, con los pobres, con los enfermos, con
los ladrones y con las prostitutas, con todos compartía lo mejor de sí mismo, y
a pesar de todo fue humillado, negado y crucificado, y aun así murió perdonando
y amando. No vivía en la opulencia, como
un rey, mientras los demás se morían de hambre. No explotaba sus talentos en
beneficio propio, ni decía esto es mío porque me lo he ganado yo, frase que se utiliza
comúnmente. Si queremos llegar a ser verdaderos esotéricos, si queremos vivir
en la esencia, tendremos que desterrar de nuestro vocabulario las palabras “lo
mío” y “lo tuyo”.
Ningún avance es posible si no vivimos los conocimientos que
adquirimos. Tenemos que vivir desde los cimientos hasta los planos más altos de
la espiritualidad, sin saltarnos escalones, porque entre los cimientos y la
cima del edificio hay pisos y estructuras que lo sostienen y si no fuera así,
se nos podría caer.
El aspirante espiritual que voluntaria y conscientemente se
decide a acelerar su evolución, tiene un trabajo que realizar, primero con su
personalidad y posteriormente en la fusión con su alma. Este trabajo no es
solamente vertical entre la personalidad y el alma, también lo es horizontal
con la vida planetaria y a medida que la fusión se acrecienta, en la misma
proporción aumenta la integración horizontal,
pues el alma consciente del grupo, impresiona la mente y el cerebro del
aspirante, haciéndolo consciente de su común identidad y destino. La etapa de
la integración se puede calificar como conflictiva, pues implica un trabajo
previo a la fusión con el alma, en el que la personalidad se resiste al
sometimiento, de ahí esas etapas de inquietud que no acertamos bien a
comprender. Se supone que estamos hollando el sendero para
el que se requieren cuatro cualidades:
- DISCERNIMIENTO: Que nos capacita para distinguir lo ilusorio
de lo real.
- CARENCIA DE DESEOS: Cuando el discernimiento nos ha mostrado
que lo que más desean los hombres,
riqueza y poder, no tiene valor
alguno; cuando esto lo vemos en su auténtica realidad, los deseos desaparecen.
- BUENA CONDUCTA: Precisa de dominio de la mente; dominio de la
acción; tolerancia; alegría; aspiración única, y confianza.
- AMOR: El amor nos llega al captar la consciencia de LA UNIDAD, que pone en acción
a la voluntad, a la resolución, y a la
determinación. Para llegar a este resul¬tado, la resolución debe ser tan firme
que no de lugar a ningún otro sentimiento. Es, sin duda, la volun¬tad de ser
uno con Dios.
Hollando el Sendero llegaremos a la redención del triple cuerpo
molecular, que nos guiará a la Transfiguración, la Tríada espiritual
proyectándose directamente sobre los tres cuerpos de manifestación del
Iniciado, simbolizados en los tres discípulos dormidos al pie del Monte Tabor:
Pedro, Juan y Santiago; y en la cúspide del Monte, CRISTO, el alma humana que recibe la tercera
Iniciación, y a partir de aquí puede el Iniciado ejercer control en los tres
mundos. Nada de esto es gratuito,
requiere vivir la espiritualidad.
Así viviremos las crisis del alma con las consiguientes
expansiones de conciencia debido a la afluencia de luz y amor. También se las
conoce como crisis incluyentes. El alma está experimentando a través de nuestra
personalidad y con ello acelerando nuestro proceso evolutivo, el retorno a la
casa del Padre de donde procedemos. Pero un ser no evoluciona solo, pues las
leyes de la naturaleza conciernen a las actividades del alma en las formas, y
ello produce una acrecentada relación
entre el centro planetario y la humanidad.
La sabiduría se forja en
la fragua del dolor y del sufrimiento y debe estar disponible a medida que el
camino de LUZ Y ALEGRÍA se nos abre. La Sabiduría es la aplicación de la Ley en
cada necesidad de la Vida. Es esa gran oportunidad que se nos brinda y que
significa COMPARTIR Y SERVIR.
En este caminar se deben ver a las personas tal y cual son, sin
idealismos y sin sobrestimar ni subestimar “Por sus obras los conoceréis”.
Somos compañeros de camino, cada uno en su punto evolutivo y así hemos de aceptarlo y vivirlo, sabiendo que evolución no
significa conocimientos, si estos no van respaldados por el diario vivir.
A medida que se transmutan las energías inferiores en las
superiores empezamos a ser esos
vehículos de expresión del alma y esos colaboradores de la Jerarquía.
La meditación es imprescindible para todo este trabajo, (en cada
momento la que corresponda) así como la visualización y la imaginación porque
es lo que nos ayuda a crear.
La trascendencia de la
vida, la sabiduría, y la espiritualidad solo se pueden vivir plenamente cuando
hayamos alcanzado un estado de profunda paz y serenidad, que no caerá del
cielo, hay que ganarlo.
Vida, Verdad, Espiritualidad, podríamos decir que son sinónimos
de lo mismo: “DIOS, EL TODO”, que
llegaremos a descubrirlo con el despertar de la conciencia que es el resultado
de la respuesta ante la relación espíritu/materia. Nuestro nivel de conciencia
va a determinar nuestras obras y pensamientos. De ahí que con frecuencia,
personas que parece que estamos en el mismo camino, tengamos criterios tan
distintos, porque nuestro conocimiento, servicio y consecuentemente nuestro
nivel de conciencia es muy diferente.
¿Realmente queremos entender nuestra misión? ¿No podemos tener dinero?. Ojalá que hubiera
muchos discípulos administrando la energía del dinero, siendo buenos
empresarios, conscientes de que ese es
su gran servicio a la humanidad, crear trabajo para que sea el medio de vida de muchos de sus semejantes y el suyo propio, y
no para enriquecerse individualmente.
Tenemos que capacitarnos hasta llegar a la sabiduría, conociendo
las leyes y aplicándolas a todos los acontecimientos; pero no para saber más
que nadie, sino para servir y colaborar de acuerdo al Plan. Un gran servicio al
Plan de Dios en la tierra es nuestra misión creadora, a la cual no podemos
llegar eficazmente sin recibir las distintas Iniciaciones, concretamente me
refiero a la tercera, a partir de la cual, el Iniciado, puede ejercer control
en los tres mundos, en los tres reinos y en los tres cuerpos. Al llegar el Iniciado a este elevado punto de
tensión creadora, le es posible, conscientemente, establecer contacto con los tres
Arcángeles, Señores de los tres planos inferiores del sistema, YAMA, VARUNA Y
AGNI, los constructores y directores de
los planos físico, astral y mental del Universo.
“El camino del sacrificio es siempre el camino de la alegría”, y
tenemos que ir quitando velos para poder
verlo y vivirlo sin miedos. Puede parecer que es muy devocional, pero no,
porque lo devocional y místico termina cuando empieza la vivencia, la
experimentación que nos permite vivir desde lo más profundo de nuestro ser
hasta lo más externo, unidos a la voluntad divina, lo cual representa trabajo.
Hay quien opina que para
vivir la espiritualidad solo hacen falta “sentimientos”, y otros
simplemente que “estar atentos”, y otros que necesitan poco porque tienen una
gran facilidad para “recibir inspiraciones o conectar con su alma…” También hay quien piensa y dice que los
esotéricos trabajamos desde el grupo interno, moviendo las energías y que no
tenemos que hacer más. Podría haber algo de verdad en todo ello, pero sin
servicio no hay redención ni
purificación de la materia y en consecuencia tampoco llega la luz.
El gran mandato Hermético es: “Hombre, Conócete a ti mismo”, y
al así hacerlo, reconocer mi Yo en todos los demás Yoes. ¿Cómo podemos conocernos sin conocer las
leyes divinas, sin unirnos a la divinidad, a la fuente de toda la creación para
una investigación segura?.
La meditación , parece ser que es el principal agente creador en
el universo, y podría decirse que es la vía certera que nos acercará a la Vida
Una. En sí misma es un servicio
planetario. La meditación ocultista es una meditación racional, no nos evadimos
de la realidad, seguimos pisando el suelo para unir el plano superior con el
inferior y SERVIR. El trabajo de la meditación es necesario para armonizar las
facultades de pensar y de sentir, para coordinar e integrar los cuerpos mental
y emocional en un todo coherente, evocando el flujo de energía que emana del
alma. Se intenta llegar a la mente de Dios y conocer el Plan y como consecuencia
servir. Esto no es a base de milagros, hay que activar el mecanismo del alma y
servir cada uno con sus cualidades, sin alardear de nada.
Repetimos que “la meditación correctamente hecha nos
muestra el servicio a prestar” y si no lo vemos, algo está fallando. Cada uno tiene que
compartir lo que tiene: Inteligencia, dinero, comprensión, compasión,
conocimientos. Todos sabemos muy bien lo que tenemos que hacer y porque lo
sabemos, a veces hay que justificarse. El
servicio lo abarca todo, desde el plano interno a la materialización externa,
cada uno según sus capacidades.
Belleza, bondad y sabiduría, no son cualidades, sino grandes
realidades que se manifestarán a través del trabajo que se está describiendo. Cada
avance en el camino evolutivo representa una ampliación del campo de servicio que al mismo tiempo es una gran
oportunidad.
¿Cómo usamos el dinero,
la inteligencia, el puesto de trabajo, nuestra preparación profesional, nuestra
cultura, nuestro enclave en el núcleo familiar, en la sociedad…? ¿Me hago
responsable de que con el que tiene limitaciones para ganarse su pan también
tengo un campo de servicio?
Las crisis impulsan el proceso evolutivo y por consiguiente,
podríamos decir que son oportunidades ineludibles para crecer individual y
colectivamente. No podemos pensar que los que sufren cualquier hecatombe es
por su karma y yo nada tengo que hacer.
Seguro que será por su karma, pero seguro que yo también tengo que aportar mi
servicio, pero se nos olvida que no tenemos que guardar tesoros en la tierra.
El amor no es precisamente emocional, el amor auténtico es,
aparentemente, más frío, más bien lo que debe ser es equilibrado y así nos permite amar a nuestros
enemigos, al desagradable, al maleducado, al inteligente y al menos
inteligente; porque ante todo habremos aprendido que somos almas en cualquier punto evolutivo en que nos
encontremos.
Es importante la relación entre amor y conciencia. En un
punto de la evolución, la radiación nos
indica que la esencia de la vida dentro de la forma empieza a responder a la
presión magnética de un centro de energía superior más inclusivo, y en el ser humano, por medio de
su irradiación y en forma de amor y servicio, donde el yo personal se vuelve
inclusivo a todas las otras vidas como parte de la VIDA UNA en Quien vivimos,
nos movemos y tenemos nuestro SER.
Si nos atrevemos a vivir la espiritualidad trabajando desde el lado interno de la vida,
hasta lo más exterior, LA NUEVA CORRIENTE DE VIDA FLUIRÁ y éste sería nuestro
gran trabajo para la humanidad, hacer fluir esa corriente de VIDA.
Por consiguiente, la ley de servicio es la nota clave de la vida
espiritual: "la irradiación espontánea de un corazón amoroso y una mente
inteligente derrama el amor de Dios en todos”.
Dicho esto tendríamos que pensar que espiritualidad es, o debiera ser, la propia
vida cotidiana, dado que el ser humano es una entidad espiritual ocupando la
forma de una personalidad. En esta vivencia está nuestro crecimiento,
individual y colectivo
y conduce al alma humana de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la
liberación y de la agonía a la paz, a la “alegría”.
Terminamos con este axioma hermético:
«La posesión del conocimiento, a no ser que vaya acompañada por
una manifestación y una expresión en la acción, es como el amontonamiento de
metales preciosos: una cosa vana y tonta.
El conocimiento, como la riqueza, está destinado al uso. La ley del uso es universal, y aquel que la
viola sufre en razón de su conflicto con las fuerzas naturales.»
El Kybalion.
Ana Castro Valle