MUERTE:
SECUENCIAS DE LOS ACONTECIMIENTOS DURANTE LA MUERTE
DEL LIBRO:
LOS SIETE RAYOS, IV-CURACIÓN
ESOTÉRICA-ALICE BAILEY-DJWHAL KHUL
Creo que lo mejor que puedo
hacer, a fin de esclarecer más este tópico, es describir la secuencia de los
acontecimientos que suceden en el lecho mortuorio, recordándoles que los puntos
de abstracción final son tres: la cabeza, para los discípulos e iniciados
y también los tipos mentales avanzados; el corazón, para los aspirantes, las
personas de buena voluntad y todos aquellos que han logrado cierta medida de
integridad de la personalidad y están tratando de cumplir, hasta donde les es
posible, con la ley del amor, y el plexo solar, para las personas no
desarrolladas y emocionalmente polarizadas. Todo lo que puedo hacer es
clasificar las etapas del proceso, dejando que las acepten como posibles e interesantes
hipótesis que esperan ser verificadas; que crean en ellas sin duda alguna,
porque confían en mi conocimiento, o bien, las rechacen como fantásticas,
inverosímiles y sin importancia alguna. Recomiendo lo primero, porque les
permitirá mantener la integridad mental e indicará una mente abierta que los
protegerá al mismo tiempo de la credulidad y la estrechez mental. Estas etapas
son:
1. La orden
del alma de retirarse a su propio plano, e inmediatamente se produce un
proceso interno y se evoca una reacción interna en el hombre, en el plano
físico:
a. Tienen
lugar ciertos sucesos fisiológicos donde se halla asentada la enfermedad,
vinculados con el corazón, afectando también a los tres grandes sistemas que
tan poderosamente condicionan al hombre físico: la corriente sanguínea, el sistema
nervioso en sus diversas expresiones, y el sistema endocrino. No me ocuparé de
estos efectos. La patología de la muerte es bien conocida y ha sido muy
estudiada exotéricamente; todavía queda mucho por descubrir y será descubierto
más adelante. Ante todo me ocuparé de las reacciones subjetivas que, en último
análisis, producen la predisposición patológica a la muerte.
b. Una vibración
corre a lo largo de los nadis. Los nadis son, como bien saben, la
contraparte etérica de todo el sistema nervioso y subyacen en todo nervio
del cuerpo físico. Son los agentes, por excelencia, de los impulsos directrices
del alma, reaccionando a la actividad vibratoria que emana de la contraparte
etérica del cerebro. Responden a la Palabra directriz, reaccionan a la
“atracción” del alma, y entonces se organizan para la abstracción.
c. La
corriente sanguínea es afectada en forma oculta peculiar. Se dice que la
“sangre es vida”; es cambiada interiormente como resultado de dos etapas
previas, pero principalmente como resultado de una actividad, aún no
descubierta por la ciencia moderna, de la cual es responsable el sistema glandular.
Las glándulas, en respuesta al llamado de la muerte, inyectan en la corriente
sanguínea una sustancia que a su vez afecta al corazón. Allí está anclado el
hilo de vida; esta sustancia en la sangre es considerada como “productora de la
muerte” y una de las causas básicas del estado de coma y de la pérdida de
conciencia. Evoca una acción refleja en el cerebro. La medicina ortodoxa
todavía pondrá en duda lo relativo a dicha sustancia y su efecto, pero su
presencia será reconocida más tarde.
d. Se
produce el temblor síquico cuyo efecto es aflojar o romper la conexión
entre los nadis y el sistema nervioso; por ello el cuerpo etérico se
desprenderá de su envoltura densa, aunque todavía interpenetre cada una de sus
partes.
2. Se produce
frecuentemente una pausa en este punto, de corta o larga duración. Esto es
permitido a fin de que el proceso de aflojamiento se lleve a cabo lo más
suavemente posible y sin dolor. Dicho aflojamiento de los nadis comienza en los
ojos. Este proceso de desprendimiento a menudo se demuestra en el relajamiento
y falta de temor que el moribundo demuestra a menudo; evidencia una
condición de paz y la voluntad de irse, más la incapacidad de hacer un esfuerzo
mental. Parecería como si el moribundo, conservando aún su conciencia, reuniera
todos sus recursos para la abstracción final. En esta etapa -cuando el temor a
la muerte se haya apartado una vez por todas de la mente racial- los amigos y
parientes “celebrarán un festival” para el moribundo y se alegrarán con él
porque abandona su cuerpo. Actualmente no es posible, pues prevalece la
angustia, no siendo reconocida ni utilizada esta etapa, pero lo será algún día.
3. El cuerpo
etérico organizado, desprendido de toda relación nerviosa, debido a la
acción de los nadis, comienza a recogerse para la partida final. Se retira de
las extremidades hacia la requerida “puerta de salida”, enfocándose en la zona
alrededor de esa puerta, esperando el “tirón” final del alma directriz. Hasta
aquí esto ha proseguido de acuerdo a la Ley de Atracción, la voluntad magnética
y atractiva del alma. Ahora se hace sentir otro “tirón” o impulso atractivo. El
cuerpo físico denso, la totalidad de los órganos, células y átomos, se van
liberando constantemente de la potencia integradora del cuerpo vital mediante
la acción de los nadis, y comienzan a responder al tirón atractivo de la
materia misma. Esto se ha denominado la atracción de la ‘tierra” y es ejercida
por esa misteriosa entidad que llamamos el “espíritu de la tierra”; tal entidad
se halla en el arco involutivo y es para nuestro planeta lo que el elemental
físico para el cuerpo físico del hombre. Esta fuerza de vida del plano físico
es esencialmente la vida y la luz de la sustancia atómica, la materia con la
cual están hechas todas las formas. La sustancia de todas las formas es
devuelta a este depósito de vida involutiva y material. La restitución de
la materia apropiada a la forma ocupada por el alma, durante un ciclo de vida,
consiste en devolver a este “César”, del mundo involutivo, lo que le pertenece,
mientras que el alma retorna al Dios que la envió.
Es evidente, por lo tanto, que
en esta etapa se lleva a cabo un proceso dual de atracción:
a.
El cuerpo vital se está preparando para irse.
b.
El cuerpo físico responde a la disolución.
Podría agregarse que hay también
una tercera actividad, aquella en que el hombre consciente, retira su
conciencia, constante y gradualmente, dentro de los vehículos astral y mental,
como preparación para la total abstracción del cuerpo etérico en el momento
apropiado. El hombre se va desapegando cada vez más del plano físico,
retrotrayéndose en sí mismo. En el caso de una persona evolucionada este
proceso se lleva a cabo conscientemente, y el hombre retendrá su interés vital
y la percepción de sus relaciones con los demás, aunque vaya perdiendo su
aferramiento a la existencia física. En la vejez este desapego puede observarse
más fácilmente que en la muerte por enfermedad, y con frecuencia puede
observarse que el alma o el hombre viviente interno, pierde su aferramiento
sobre lo físico y, por lo tanto, sobre la realidad ilusoria.
4. Nuevamente
se produce una pausa. En este punto el elemental físico puede a veces
recobrar su aferramiento sobre el cuerpo etérico, si el alma lo considera
deseable y si la muerte no es parte del plan interno, o si el elemental físico
es tan poderoso que puede prolongar el proceso de la muerte. Esta vida
elemental a veces libra una batalla que dura días y semanas. Sin embargo,
cuando la muerte es inevitable, la pausa en este punto será excesivamente breve
y a veces durará segundos. El elemental físico pierde su aferramiento y el
cuerpo etérico espera el “tirón” final del alma, actuando de acuerdo a la Ley
de Atracción.
5. El cuerpo
etérico sale del cuerpo físico denso en etapas graduales y por un punto
escogido de salida. Cuando ha terminado de salir, el cuerpo vital asume
entonces los vagos contornos de la forma que energetizó, haciéndolo bajo la
influencia de la forma mental que el hombre ha construido de sí mismo durante
años. Esta forma mental existe en el caso de cada ser humano, y debe ser
destruida antes que la segunda etapa de eliminación se haya completado. Me
referiré a esto más adelante. Aunque liberado de la prisión del cuerpo físico,
el cuerpo etérico no está aún libre de su influencia. Existe todavía una
pequeña relación entre ambos, la cual mantiene al hombre espiritual cerca del
cuerpo recién abandonado. Debido a ello los clarividentes pretenden a menudo
haber visto el cuerpo etérico flotando alrededor del lecho de muerte o del
ataúd. Interpenetrando todavía al cuerpo etérico se hallan las energías
integradas que llamamos cuerpo astral y vehículo mental, y en el centro existe
un punto de luz que indica la presencia del alma.
6. El cuerpo
etérico se dispersa gradualmente a medida que las energías que lo componen
se reorganizan y retiran, dejando únicamente la sustancia pránica que se
identifica con el vehículo etérico del planeta mismo. Estos procesos de
dispersión, como dije anteriormente, son grandemente ayudados por la cremación.
En el caso de una persona no evolucionada, el cuerpo etérico puede permanecer
durante largo tiempo en la cercanía de su cascarón externo en desintegración,
porque la atracción del alma no es potente y el aspecto material lo es. Cuando
es una persona evolucionada y su pensamiento está desligado del plano físico,
la disolución del cuerpo vital puede ser excesivamente rápida. Una vez que
esto se ha realizado, el proceso de restitución ha concluido; el hombre está
libre, temporalmente al menos, de toda reacción provocada por el tirón
atractivo de la materia física; permanece en sus cuerpos sutiles preparado para
el gran acto que he denominado “El Arte de la Eliminación
Al finalizar esta inadecuada
explicación de la muerte del cuerpo físico, en sus dos aspectos, surge un
pensamiento: la integridad del hombre interno. Permanece siendo él mismo.
Queda intacto, sin trabas; es un agente libre en lo que concierne al plano
físico, y ahora responde únicamente a tres factores predisponentes:
1.
La cualidad de su equipo astral-emocional.
2.
La condición mental en la que habitualmente vive.
3.
La voz del alma, a menudo poco conocida, pero a veces muy conocida y amada.
La
individualidad no se pierde, es la misma persona que se halla todavía en el
planeta. Sólo ha desaparecido lo que fue parte integrante de la apariencia
tangible de nuestro planeta. Lo que ha sido amado u odiado, lo que ha sido útil
o inútil para la humanidad, quien ha servido a la raza o ha sido ineficaz, aún
persiste, está en contacto con los procesos cualitativos y mentales de la
existencia, y permanecerá eternamente individual, cualificado por el tipo de
rayo, parte del reino de las almas y un alto iniciado por propio derecho.
LOS SIETE RAYOS, IV-CURACIÓN ESOTÉRICA-ALICE BAILEY-DJWHAL
KHUL