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sábado, 31 de diciembre de 2016

LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA (EL SILENCIO DEL DISCÍPULO) Por Alice A. Bailey

LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA (EL SILENCIO DEL DISCÍPULO)
Por Alice A. Bailey
Publicado en TheBeacon, Marzo 1926



https://youtu.be/v58VVqL1kYE
  

“Saber, Querer, Osar y Callar.”

Podría ser de utilidad enumerar brevemente algunas de las razones del porqué se impone la circunspección a todos los iniciados y, por tanto, por qué todos los discípulos deben cultivar la cualidad del silencio, como etapa preparatoria para aprehender la naturaleza de la “Circunspección Oculta”.

En la actualidad ello es muy necesario para destacar la facultad equilibradora del silencio. Pero, en estos días de desarrollo de la mente concreta, imponer el silencio resulta de poca utilidad; más aún, a quienes observan las exigencias, eso les induce a creer que el silencio, o vela la ignorancia o no es más que la imposición de una orden arbitraria. De ahí que mi propósito sea dilucidar, de alguna manera, el problema y mostrar por qué es necesario que quienes estén afiliados a la Jerarquía —como aspirantes o iniciados juramentados— deban desarrollar esta restricción oculta.
1. El pensador poco atento o el no-iniciado no se da cuenta del efecto que produce la palabra hablada y del efecto del poder atractivo del habla. Cuando un hombre habla, magnéticamente atrae sustancia dentro de su aura inmediata y afecta —quiera él hacerlo o no— a las unidades de vida sensibles en los cuerpos, sutiles o densos, de sus semejantes. Por lo tanto, cuando anuncia a los alumnos que le están prestando atención que él es un iniciado o un discípulo, haciéndolo con afirmación positiva y, de este modo, atrayendo la atención hacia su personalidad, inevitablemente actúa sobre los aspectos atómicos negativos en los cuerpos y así también sobre las vidas negativas receptivas o aspectos receptivos en los cuerpos de sus hermanos. Sus palabras no están de acuerdo con el “Yo soy ESE” oculto que produce la identificación con la vida grupal central y, por lo tanto, con la chispa central de fuerza positiva en todas las unidades del grupo. Pero, la declaración — al ser una afirmación de la personalidad— tiene su reacción sobre las personalidades de todos sus hermanos, actuando a través del aspecto negativo, y es la imposición (a menudo inconsciente) de su fuerza o del poder de su voluntad sobre la de ellos la que causa eso; y los efectos de tal imposición no dejan de producir resultados terribles. Estimula aquello que es indeseable y desarrolla reacciones o respuestas negativas, como la devoción a la persona en cuestión y la voluntad de ser guiados por el que habla o enuncia su posición jerárquica personal, o bien causa repulsa, produciendo así separación, y ésta engendra odio y luchas.

Este es el motivo, entre otros, por el que a los discípulos se les enseña a menospreciar su prestigio personal y al mismo tiempo a exaltar la naturaleza del Dios interno, que es idéntico en todos los hombres, y se les pide que se abstengan de hablar, a menos que sirva al propósito grupal. Se presta mejor servicio a los propósitos grupales mediante el estímulo del aspecto más elevado en cada hombre.

Entonces, ¿por qué los Maestros se han dado a conocer que son Adeptos?

Aunque los Maestros hayan permitido que se sepa (a través de Sus discípulos) sobre sus servicios, conocimientos y poder para ayudar y que han trascendido los tres mundos del esfuerzo humano, les pediría a ustedes que tengan en cuenta que tales admisiones hechas a través de la palabra o la letra, se han hecho a Sus discípulos juramentados, sobre quienes recae el karma de pasar la información al público en general. Y sobre sus hombros recae la responsabilidad de trabajar sobre los resultados, ya sean buenos o malos. Es un hecho en el desarrollo oculto que cuanto más cerca un discípulo está del Maestro y de la meta, más discreto es y (como individuo) busca menos atraer la atención del Maestro o hacia sí mismo como agente de ese Maestro. El trabajo que debe ser hecho puede lograrse más fácilmente cuando hay menos formas mentales para ser transmutadas.

¿No debemos, pues, transmitir información acerca de los Maestros al público en general?

Es necesario que el público sea informado sobre la naturaleza y el trabajo de los Maestros, porque el momento es apropiado; pero esto es algo claramente diferente al problema que estamos examinando, el de proclamar la afiliación personal a un Maestro o a la Jerarquía.

Por lo tanto, los discípulos e Iniciados protegen el trabajo por medio de un muro de silencio de la personalidad, que ellos guardan. También se ha de tener en cuenta (y esto se comprende poco, aunque es de considerable importancia en este caso) que los cuerpos de manifestación, a través de los cuales trabajan los Adeptos en el plano físico, se construyen definitivamente con fines específicos; están compuestos de materia de los subplanos más elevados de cada uno de los tres planos, y la impresión se efectúa desde Sus propios niveles, a través de los átomos permanentes búdico y manásico, directamente en el cerebro físico; para Ellos no existe unidad mental o átomos permanentes en los tres mundos. Han superado el dominio de los Padres Lunares, e incluso del Ángel Solar; son puras esencias espirituales. Por tanto, sólo pueden influir en el aspecto espiritual del hombre, aunque también controlan las fuerzas infrahumanas si así lo desean. Ésta es la verdad oculta detrás de la idea de que los Maestros pueden trabajar solamente con los seres humanos cuando estos hayan “entrado a Su mundo”, o sea, que se hayan elevado a un tal estado de conciencia donde están en contacto con su propio aspecto espiritual, al inicio con el principio medio, el Ego, y más tarde con la Mónada. Por lo tanto, el mandato consiste en que el hombre encuentre su propio Dios interior, el Iniciador, que despierte y sea más sensible a la vibración egoica. Después los Maestros pueden trabajar, y lo hacen, para reforzar esa impresión hasta lograr el vínculo consciente definido en la primera Iniciación; y así el hombre está en el CAMINO para “ver a su Dios”. Cuando esto ocurre, el iniciado no debe hablar acerca de ello. Se ha de tener presente que después de un proceso similar en la vida de su hermano, no habrá necesidad de hablar, porque el reconocimiento será mutuo aunque no esté basado en palabras; y tales declaraciones sobre los vínculos, como que ‘soy un Iniciado’ sólo conducen a resultados equívocos.

2. Asimismo en la vida oculta se ordena guardar silencio, como es bien sabido, debido al peligro de transmitir conocimientos a los incautos, los curiosos, los inescrupulosos y a quienes no están preparados. Por lo tanto, a menos que un discípulo muestre una sabia discriminación en el uso de los hechos ocultos impartidos gradualmente, se retrasa el proceso iniciático, en el que le son comunicadas las palabras de las fórmulas y las claves. No es, pues, por azar que se nos enseña el aforismo oculto que “La palabra es plata y el silencio es oro”, puesto que el oro es el símbolo del alma transmutada que funciona con fuerza eléctrica positiva, mientras que la palabra es plata y se refiere a las vidas negativas; y el hombre que utiliza la palabra, como normalmente se entiende, está todavía bajo el dominio de la vida involutiva. La Palabra tiene que ver con los Dioses; el sonido con Dios. La idea es expresada en la Palabra del Logos, que se lleva a cabo satisfactoriamente por la “Hueste de la voz”. Desde el punto de vista del Ego, o Dios interno, en este ciclo manifestado la palabra es una característica de la personalidad (los dioses en manifestación triple) y el sonido lo es de la naturaleza del Ego en los niveles abstractos. El Iniciado trabaja en el plano mental usando las palabras universales; los hombres trabajan en los planos inferiores a través del discurso o la multitud de palabras y sonidos. El método para el Iniciado en entrenamiento, para el discípulo que mantiene disciplina, asimismo como para el Adepto en el trabajo liberado es siempre el mismo: la meditación, la comprensión, la visualización y el sonido; y quien medita, siempre permanece como el que emplea conscientemente estos cuatro. El método para el hombre en su propio plano son siempre las conclusiones de la mente inferior, la imaginación, las formas de deseo y las palabras fragmentarias; y el hombre se identifica inconscientemente con las formas que crea y con las formas mentales inmaduras que visualiza. Entonces, hasta que un hombre no sea libre o aún esté en proceso rápido de liberarse en el Sendero, no se le puede confiar el conocimiento de las energías que dirigen y manipulan las fuerzas de la involución o el aspecto sustancia. Primero tiene que aprender los métodos del silencio oculto.

3. El silencio consciente también es encomendado a un discípulo por las siguientes razones:

a. El silencio desarrolla en él el conocimiento de los motivos, a través de las consideraciones sobre la razón para hablar y la necesidad de circunspección.

b. El silencio desarrolla en él la cualidad de la meditación interior y la capacidad para escuchar su voz.

c. El silencio sirve para enseñarle el proceso de la conservación de energía y cómo acumular fuerza para el servicio a la humanidad.

d. El silencio engendra en él la capacidad de conservar el equilibrio y le permite lograr el alineamiento consciente con el Ego, su propia Divinidad interior.

4. Otra razón contundente para el cultivo del silencio es que hablar engendra karma y la palabra hablada siempre produce resultados que tendrán que ser resueltos si las palabras se relacionan con la personalidad o están basadas en ella. El discípulo o Iniciado debe estar en proceso de disminuir y resolver el karma, con miras a la liberación. Al mismo tiempo, la emisión de la palabra de la Hermandad y el empleo del habla con el fin de ayudar o de enseñar a los hombres EL CAMINO, no engendra karma.

Cuando un hombre hace afirmaciones y llama la atención sobre sí mismo, bien como un Iniciado o un discípulo, él ata a sí mismo, ya sea favorable o desfavorablemente, a otras unidades humanas; y debe resolver con ellos los efectos del uso de tal discurso y liberarse, con el tiempo, de las formas mentales de devoción o aversión, de ardiente atracción o rechazo despectivo, y tendrá que “permanecer”, en el sentido oculto del término, hasta que haya deshecho, lo que sea, los malos efectos de sus mal-evaluadas palabras. Ésta es una contundente razón para guardar silencio.
Los Maestros trabajan con aquellos que se acercan a Ellos, que se esfuerzan por abrirse camino hasta Su presencia y encontrar la entrada que conduce a Su mundo mediante la similitud de la vibración. Ellos no envían anuncios a todo el mundo, porque conocen la ley, y Sus palabras se las dicen a los que llegan hasta Ellos y a los que se han decidido a buscarlas por gran necesidad. Hablan a Su propia gente, a los que conocen a través de un reconocimiento individual; y Sus palabras son para ellos, para que puedan ser sus agentes en el plano físico a fin de llevar a efecto los Planes.


ALICE A. BAILEY

martes, 27 de diciembre de 2016

ENFERMEDADES DE LOS DISCÍPULOS (D.K. “El Tibetano”)

ENFERMEDADES DE LOS DISCÍPULOS (D.K. “El Tibetano”)



Dividiré en dos partes lo que voy a decir acerca de las enfermedades de los discípulos: los problemas específicos de los discípulos y las dificultades incidentales al contacto con el alma. 

Es necesario recordar que todo discípulo es susceptible de contraer los tipos principales de enfermedades, pues al tratar de ser uno con toda la humanidad, ello incluye por lo tanto todos los males hereditarios de la carne. Sin embargo, no pueden sucumbir a las flaquezas del hombre común y deben recordar que las enfermedades cardíacas y nerviosas constituyen su mayor problema. En conexión con esto los discípulos podrían dividirse en dos grupos principales: Los que viven arriba del diafragma y por lo tanta están predispuestos a las enfermedades del corazón, a las dificultades de la tiroides y de la garganta, y aquellos que están en proceso de transferir las energías de los centros situados abajo del  diafragma a los de arriba del diafragma. La mayoría de ellos está transfiriendo las energías del plexo solar al corazón, y la agonía del mundo está acelerando profundamente el proceso. Dificultades estomacales, hepáticas y respiratorias van a la par de tales trasferencias. 

1. Los Problemas Específicos de los Discípulos. 

Estos problemas específicos son, como bien saben, peculiares de quienes han elevado su conciencia a la vida del alma, fuera de la vida de la personalidad.  Están relacionados principalmente con la energía, su afluencia, su asimilación o no asimilación, y su empleo correctamente dirigido. Las otras enfermedades que constituyen la herencia de la carne en esta época de la evolución humana (pues debe recordarse que las enfermedades varían de acuerdo a la etapa de evolución y que su aparición es cíclica), y a las cuales los discípulos pueden sucumbir y sucumben, no se considerarán aquí; basta decir que las tres principales enfermedades de la humanidad, a las cuales me he referido, cobran su tributo a los discípulos, particularmente para lograr que el alma se libere de su vehículo. Sin embargo, son controladas en tales casos -aunque no lo parezca- desde los niveles del alma, y el desenlace está planeado como resultado de la decisión del alma y no por los estragos de la enfermedad. La razón de que estas tres principales enfermedades, originarias de la vida planetaria en la cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, ejercen este poder sobre los discípulos, consiste en que ellos mismos son parte integrante de la vida planetaria, y en las primeras etapas del reconocimiento de esta unidad están propensos a ser fácil presa de ellas. Este es un hecho poco conocido o comprendido, pero explica por qué los discípulos y personas avanzadas son susceptibles a dichas enfermedades. 

Dividiremos estos problemas en cuatro categorías: 

1. Los que están relacionados con la sangre o el aspecto vida, porque “la sangre es la vida”. Esto produce un efecto especÍfico sobre el corazón, por lo general sólo de naturaleza funcional. Las enfermedades orgánicas del corazón se deben a causas más profundamente arraigadas. 
2. Los que son un efecto directo de la energía, actuando sobre el sistema nervioso y a través de éste, por intermedio del cerebro rector. 
3. Los que están relacionados con el sistema respiratorio y tienen un origen oculto. 
4. Los que se deben específicamente a la receptividad o no receptividad, al funcionamiento o no funcionamiento, y a la influencia que ejerce el centro.  Lógicamente éstas caen en siete grupos, que afectan siete zonas principales del cuerpo. En lo que respecta al  discípulo común, antes de que exista total control por el alma y dirección monádica, el principal agente rector, vía el cerebro, es el nervio vago, a lo largo del cual las energías (penetrando por intermedio del centro coronario) son distribuidas al resto del cuerpo. En Oriente ha sido creada, por una poderosa escuela esotérica, una ciencia definida de los centros y su relación con el kundalini. Contiene muchas verdades y también muchos errores. 

He establecido diferencia entre problemas, reacciones físicas y enfermedades, porque la afluencia, distribución y dirección de la energía no producen necesariamente enfermedad. Sin embargo, durante el noviciado que precede a todas las iniciaciones, se producen siempre dificultades y problemas de todo tipo, ya sea en la conciencia del discípulo o en relación con quienes están a su alrededor. De ahí que sea afectado su medio ambiente y en consecuencia su propia acción recíproca. 

Debería recordarse, en conexión con esto, que todos los discípulos son centros de energía en el cuerpo de la humanidad y están en proceso de convertirse en puntos de energía enfocada y dirigida. Su función y actividad, siempre e inevitablemente, producen efectos, resultados, despertamientos, desintegraciones y reorientaciones, en la vida de aquellos que los rodean. En las primeras etapas producen esto inconscientemente, por eso los resultados, sobre aquellos con quienes hacen contacto con frecuencia, no son deseables, ni la energía está dirigida, desviada o retenida inteligentemente. Una intención inteligente debe existir detrás de toda sabia dirección de la energía. Más adelante, cuando estén aprendiendo conscientemente a ser y estén convirtiéndose en centros radiantes de energía curadora, conscientemente dirigida, esta energía animadora será transmitida y luego empleada constructivamente en líneas sicológicas y físicas. Sin embargo, en cualquier caso, el discípulo  ejerce una eficaz influencia y nunca puede pasar “inadvertido en su lugar ni dejar de hacer impacto sobre otras almas”, como se dice esotéricamente. Su influencia, emanación y potente energía, inevitablemente le acarrean problemas y dificultades, basadas en las relaciones humanas que ha establecido kármicamente y en las reacciones de aquellos con quienes hace contacto, ya sea para bien o para mal. 

Esencialmente, la influencia de un discípulo de la gran Logia Blanca es fundamentalmente buena y espiritualmente condicionante; superficialmente y en sus efectos externos -en particular en lo que concierne al discípulo- aparecen situaciones difíciles, aparentes separaciones, y emergen los defectos lo mismo que las virtudes de quienes han sido afectados, persistiendo a menudo durante muchas vidas, hasta que la persona, así influenciada, llega a  “reconciliarse ocultamente con la energía emanante.” Reflexionen sobre esto. El reajuste deben hacerlo quienes han sido influenciados y no el discípulo. 

Consideraremos ahora los cuatro problemas desde el ángulo sicológico y no desde el físico. 
a. Los problemas que surgen debido al despertar del centro cardiaco del discípulo son quizás los más comunes y con frecuencia los más difíciles de manejar; están basados en las relaciones vivientes y la interacción de la energía del amor con las fuerzas del deseo. En las primeras etapas, esta afluyente fuerza-amor establece contactos con la personalidad, que oscilan entre las etapas de máxima devoción y extremo odio, por parte de la persona que ha sido afectada por la energía del discípulo. Esto produce un constante disturbio en la vida del discípulo, hasta llegar a adaptarse a los efectos de la distribución de su energía y también a las frecuentes rupturas de relaciones y reconciliaciones. Cuando el discípulo ha adquirido suficiente importancia como para llegar a ser el centro organizador de un grupo o estar en posición de comenzar a formar esotéricamente su propio ashrama (antes de recibir alguna de las iniciaciones mayores), entonces la dificultad puede ser muy real y perturbadora. Sin embargo muy poco puede hacer el discípulo, excepto tratar de regular la saliente energía del amor. El problema continúa fundamentalmente para aquel que ha sido afectado; los reajustes deben ser hechos por los demás, como he dicho anteriormente, y el discípulo debe estar preparado para colaborar al primer indicio de una buena voluntad en reconocer la relación y la intención de colaborar en el servicio grupal. Este punto deben considerarlo ambas partes, el discípulo y la persona que reacciona a su influencia. El discípulo está preparado; el sujeto que responde, generalmente se retira o se acerca, de acuerdo al anhelo de su alma o de su personalidad, probablemente ocurra esto último en las primeras etapas. Sin embargo, oportunamente el sujeto presta su plena comprensión colaboradora con el discípulo, finalizando la difícil experiencia de la enfermedad.

No me es posible dar detalles explícitos al considerar estos problemas relacionados con el corazón y la energía vital del discípulo, los cuales están condicionados por su rayo, la iniciación para la cual se está preparando, y la calidad, etapa evolutiva y rayo de quienes han sido afectados. 

Existen también dificultades y problemas de naturaleza más sutil, que surgen de la misma causa, pero no localizadas en ciertas relaciones humanas definidas. Un discípulo sirve, escribe y habla; sus palabras e influencias compenetran la masa de hombres, despertando en ellos alguna actividad a menudo buena y espiritual, a veces mala, antagónica y peligrosa. En consecuencia, no sólo tiene que ocuparse de sus propias reacciones al trabajo que está realizando, sino, en un sentido general y específico, de las masas a las que comienza a afectar. Esto no es algo fácil de realizar, particularmente para un trabajador inexperto en el Plan. Fluctúa entre el plano mental, donde normalmente  intenta actuar, y el plano astral, donde las masas se hallan enfocadas, y esto lo lleva al reino del espejismo y al consiguiente peligro. Su conciencia se dirige a quienes trata de ayudar, a veces como alma (entonces a menudo sobrestimula a quienes lo escuchan) y otras como personalidad (entonces nutre y aumenta las reacciones de la personalidad de la masa). 

A medida que el tiempo pasa, aprende -mediante las dificultades que trae el necesario acercamiento cordial- a mantenerse firme en el centro, emitiendo la nota, dando su mensaje, distribuyendo energía de amor e influyendo sobre quienes lo rodean, pero él permanece impersonal, sólo como agente rector y alma comprensiva. Esta impersonalidad (que puede ser definida como una abstracción de la energía de la personalidad) acarrea sus propios problemas, como bien saben los discípulos; sin embargo, nada pueden hacer sino esperar que el tiempo conduzca a los otros hacia una clara comprensión del significado y sentido esotérico de las rectas relaciones humanas. El problema de quienes trabajan con individuos y grupos está básicamente relacionado con la energía del corazón y con la fuerza vivificadora de su vida personificada. En conexión con este problema y su reacción sobre el discípulo, pueden ocurrir ciertas dificultades físicas, y de éstas me ocuparé en breve. 

Debo puntualizar que también pueden aparecer las dificultades del ritmo y los problemas vinculados con la vida cíclica del discípulo. El corazón y la sangre están esotéricamente relacionados y simbólicamente definen la vida palpitante del alma que se manifiesta en el plano físico, en la exteriorización y abstracción de la vida dual del discípulo: cada fase presenta su propio problema. Una vez que el discípulo ha dominado el ritmo de su vida externa e interna y ha organizado sus reacciones de manera que puede extraer de ellas el máximo significado, sin ser condicionado por ellos, entonces entra en la vida relativamente sencilla del iniciado. ¿Les asombra esta frase? Debe recordarse que el iniciado se ha liberado, después de la segunda iniciación, de las complejidades del control emocional y astral. El espejismo ya no puede do-minarlo. Puede permanecer firme a pesar de todo lo que haga y sienta. Se da cuenta que la condición cíclica está relacionada con los pares de opuestos y es parte de la manifestación de la vida de la existencia misma. Durante el tiempo que aprende esto pasa a través de grandes dificultades. Como alma, se somete a una vida de exteriorización, influencia magnética y extroversión. Inmediatamente después de esto puede llevar una vida de abstracción, sin ningún interés aparente por sus relaciones y medio ambiente, y expresarse en forma intensamente introspectiva e introvertida. Quizás luche penosamente entre estos extremos, a veces durante muchas vidas, hasta que aprende a fusionar y mezclar ambas expresiones. Llega a comprender con claridad la vida dual del discípulo aceptado, en sus diversos grados y etapas, y sabe lo que hace. Constante y sistemáticamente desempeñan una parte útil la exteriorización y abstracción, el prestar servicio al mundo y el vivir la vida reflexiva. 

Mientras va dominando este proceso surgen muchas dificultades sicológicas que conducen a separaciones psicológicas, profundamente arraigadas o superficiales. El objetivo de todo desarrollo es integración, integración como personalidad, integración con el alma, integración en la Jerarquía, integración con el Todo, hasta lograr la completa unidad e identificación, A fin de dominar esta ciencia de integración cuya meta básica es la identificación con la Realidad Una, el discípulo progresa de una unificación a otra, cometiendo errores, llegando con frecuencia a un completo desaliento, identificándose con lo indeseable, hasta que como personalidad-alma repudia las anteriores relaciones, y debe pagar  continuamente el fervor mal aplicado, la aspiración distorsionada, el efecto abrumador del espejismo y las numerosas condiciones sicológicas y desarreglos físicos que deben surgir mientras se subsanan las separaciones, se logra la correcta identificación y se establece la debida orientación. 

Durante este proceso básico, necesario e ineludible, se lleva a cabo un definido trabajo en el cuerpo etérico. El discípulo aprende a elevar las energías, extraídas de los centros inferiores, al plexo solar y de allí al centro cardíaco, reenfocando así las energías arriba del diafragma, en vez de hacerlo abajo del diafragma. Esto conduce frecuentemente a grandes complicaciones, porque -des¬de el ángulo de la personalidad- el centro plexo solar es el más poderoso, siendo el lugar donde se distribuyen las fuerzas de la personalidad. Este proceso de descentralización y “elevación” de la conciencia inferior a la superior, trae las principales dificultades a las que está sujeto el discípulo. Este proceso también se está llevando a cabo hoy en todo el mundo, causando la espantosa dislocación de los asuntos humanos, culturas y civilizaciones. Todo el enfoque de la conciencia humana está cambiando; la vida egoísta (característica del hombre centralizado en sus deseos y consecuentemente en el centro plexo solar) cede su lugar a la vida descentralizada del hombre altruista (centrado en su yo alma),  consciente de sus relaciones y responsabilidades con el Todo y no con la parte. Esta sublimación de la vida inferior en la superior es uno de los momentos más importantes para el individuo y la raza. Una vez que el discípulo individual y también la humanidad, que simboliza al discípulo del mundo, hayan dominado el proceso de trasferencia, veremos establecido el nuevo orden del servicio individual mundial y, por lo tanto, la llegada del tan esperado nuevo orden. 

La circulación de la corriente sanguínea es el símbolo de estos procesos, y la clave del establecimiento del orden mundial se halla oculta en dicha simbología -la libre circulación de todo lo necesario para cada parte de la gran estructura de la humanidad. La sangre es la vida, y el libre intercambio, la libre participación, la libre circulación de todo lo que se requiere para un correcto vivir humano, caracterizará al mundo futuro. Estas condiciones no existen, el cuerpo de la humanidad está enfermo y su vida interna desorganizada. En vez de la libre circulación del aspecto vida en todas partes, ha existido separación, congestión, estancamiento y canales obstruidos. Ha sido necesaria la terrible crisis actual para que la humanidad perciba esta condición enfermiza, la enorme extensión del mal y descubra que las enfermedades de la “sangre de la humanidad” (simbólicamente entendida) son tan graves que se requieren las más drásticas medidas -dolor, agonía, desesperación y terror- para lograr su curación. 

Los curadores deberán recordar esto, y tener presente que los discípulos, los hombres buenos y los aspirantes, comparten esta enfermedad universal de la humanidad, la cual deberá cobrar tributo, sicológica o fisiológicamente, o ambos. El malestar es de origen muy antiguo y de arraigados hábitos, e inevitablemente afecta al vehículo físico del alma. Estar exento de los efectos de las enfermedades humanas no indica superioridad espiritual. Simplemente podría indicar lo que uno de los Maestros denominó como “las profundidades del egoísmo y la autosatisfacción espirituales”. El iniciado de tercer grado puede considerar que está exento, pero sólo se debe a que está completamente liberado del espejismo y ningún aspecto de la vida de la personalidad tiene poder sobre él. Todos los tipos de rayos que rigen al individuo están sujetos simi¬larmente a estos problemas particulares. Sin embargo, los que pertenecen al séptimo rayo son más susceptibles a los problemas, dificultades y enfermedades incidentales de la corriente sanguínea, que ningún otro tipo. La razón es que éste rayo tiene  que ver con la expresión y manifestación de la vida en el plano físico y con la organización de la relación entre espíritu y materia en la forma. Por lo tanto concierne hoy, mientras se trata de crear el nuevo orden, a la libre circulación y la consiguiente y destinada¬ liberación de la humanidad de las enfermedades y problemas del pasado. Es interesante recordar esto y sería útil para los estudiantes, en esta época -si desean colaborar inteligentemente con los acontecimientos del día- reunir y estudiar todo lo que he escrito acerca del séptimo Rayo de Orden Ceremonial y Magia. 

b.  Las enfermedades del sistema nervioso producidas por la afluencia de energía a todas las partes del cuerpo, ya sea dirigida por la personalidad, algún aspecto del yo inferior personal, o por el alma, vía el cerebro, son muchas, y se agudizan a medida que el discípulo se acerca a la iniciación o se convierte en un iniciado. Al margen de los males sicológicos que esto produce, existen otras numerosas condiciones, debidas a esta afluencia de tuerza. El discípulo, por ejemplo, llega a estar excesivamente estimulado y por consiguiente superactivo; sufre un desequilibrio y con esto no me refiero al desequilibrio mental (aunque puede ocurrir) sino al superdesarrollo e hiperexpresión de alguna parte de su naturaleza. Puede llegar a estar exageradamente superorganizado por medio de algún centro hiperactivo, o suborganizado e inactivo. Por lo tanto está sujeto al desequilibrio del sistema glandular, con todas las dificultades derivadas. La sobrestimulación o el subdesarrollo, en lo que concierne a los centros, generalmente afecta a las glándulas, y éstas a su vez producen las dificultades del carácter, que lógicamente también traen problemas ambientales, así como impedimentos de la personalidad. 

Esto llega a convertirse en un círculo vicioso y todo se debe a la errónea dirección de la fuerza y su afluencia, desde uno de los vehículos de la personalidad a su correspondiente centro (por ejemplo, la fuerza astral y su relación con el plexo solar), apareciendo los problemas que conciernen a la salud, el carácter y a la influencia que ejerce. La actividad excesivamente radiante de algún centro llama la atención y el discípulo es víctima de su propia obra. Me ocuparé de éstas más extensamente cuando considere las enfermedades que surgen de estas cuatro categorías. 

Dichas dificultades son de tipo general, pero afectan principalmente a los discípulos de segundo y sexto rayos. A los primeros, porque el segundo rayo es el rayo constructor y por lo tanto con-cierne predominante a la manifestación externa y a la utilización de todos los centros, y a los otros, porque es primordialmente el rayo de tensión, tensión que puede convertirse en el más ma¬ligno fanatismo o en la más altruista devoción. Es innecesario decir que todos los rayos presentan los mismos problemas, pero el segundo rayo tiene que ver mayormente con la actividad del alma a través de todos los centros (ubicados arriba y abajo del diafragma), teniendo el cardíaco como principal centro de  atención. El sexto rayo tiene una estrecha relación con el centro plexo solar como lugar de distribución y de reorientación de la fuerza vital en la personalidad. Continuamente recuerden esto. 

c.  Los problemas vinculados con el sistema respiratorio están relacionados con el corazón y por lo tanto con el establecimiento del ritmo y contacto correctos con el medio ambiente. Inhalar el aliento de la vida y compartir el aire con los demás seres humanos, significa un centro individual de vida y la participación también en la vida general de todos. A estos problemas de la existencia individual o separada y de su opuesto, está íntimamente relacionada la Palabra Sagrada u el OM. Podría expresarse  con las palabras de un manual ocultista sobre oraciones, dado a los discípulos avanzados: 

“Quien vive regido por el sonido AUM se conoce a sí mismo. 

Quien vive entonando el OM conoce a su hermano. Quien conoce el SONIDO, conoce todo”. 
Luego, en el lenguaje críptico y simbólico del iniciado, el manual continúa: 

“El aliento de vida se convierte en la causa de la muerte para quien vive dentro de un cascarón. Existe, pero no es; el aliento entonces se retira y asciende en espiral hacia el todo”. 

“Quien exhala el OM no sólo se conoce a si mismo. Sabe que el aliento es prana, vida y fluido vinculador. Los males de la vida son suyos, porque constituyen el sino del hombre, no generado en un cascarón porque el cascarón no existe.” 

“Quien es el SONIDO y lo emite, no conoce enfermedad ni tampoco la mano de la muerte”. 
En estas pocas palabras se resume todo el problema que corresponde al tercer grupo de problemas y enfermedades, los cuales están relacionados con la circulación de la energía del alma, la energía del amor, y nada tienen que ver con la circulación de la esencia de la vida. Estas dos energías básicas, a medida que actúan sobre las fuerzas de la personalidad, acarrean la totalidad de los problemas heredados por la humanidad. Producidos por la falta de amor, de vida, y por no emitir ni trasmitir correctamente la nota del alma y del rayo. El secreto para la construcción de un canal puro (empleando una fraseología mística, pero no ocultista) está considerado en el primer grupo de problemas, y el establecimiento de correctas relaciones por la correcta enunciación de la nota atractiva del alma, está considerado en los dos últimos grupos.

 Este tercer grupo de dificultades, problemas y enfermedades, corresponde lógicamente a esas personas que pertenecen a todos los rayos, pero las de primer rayo tienen una marcada predisposición a estas perturbaciones específicas. Al mismo tiempo, cuando emplean correctamente sus poderes latentes, pueden superar, por el correcto empleo del OM y finalmente del SONIDO, los problemas incidentales y las dificultades, mucho más fácilmente que las de otros rayos. Aquí se refiere a la Palabra Perdida de la Masonería y al SONIDO del Nombre Inefable. 

Los sonidos AUM y OM y el SONIDO mismo, están relacionados con la vibración y sus diferentes y variados efectos. El secreto de la Ley de Vibración se está revelando progresivamente a medida que las personas aprenden a emitir la PALABRA en sus tres aspectos. Los estudiantes harían bien en reflexionar sobre la diferencia que existe entre el aliento y el sonido, entre el proceso de la respiración y el proceso de creación de la actividad vibratoria. Están relacionados, pero son diferentes. Uno se relaciona con el Tiempo, el otro con el espacio, y (como lo expone El Antiguo Comentario) “el sonido, sonido final aunque iniciador, concierne a aquello que no es ni Tiempo ni Espacio; está más allá del Todo manifestado, Fuente de todo lo que es y sin embargo es nada” (o ninguna cosa. A.A.B.) 

Por esta razón los discípulos que pertenecen al cuarto rayo pueden comúnmente progresar mediante el poder de la intuición y la comprensión del OM. Este rayo de armonía a través del conflicto (el conflicto de los pares de opuestos), necesariamente está relacionado con la introducción de esa actividad vibratoria que llevará a la unidad, a la armonía y rectas relaciones y a la liberación de la intuición. 

d. Los problemas incidentales a la actividad o inactividad de los centros son quizás los más importantes desde el punto de vista de la enfermedad, porque los centros rigen el sistema  glandular, y las glándulas tienen una relación directa con la corriente sanguínea, condicionando también las principales y más importantes zonas del cuerpo humano; tienen un efecto fisiológico y sicológico sobre la personalidad y sus contactos y relaciones internas y externas. La reacción es principalmente física pero los efectos son mayormente sicológicos, por lo tanto me extenderé sobre este cuarto grupo principalmente, trataré las enfermedades de los discípulos y daré algunas instrucciones definidas sobre los centros, lo cual indicará más claramente que en ninguna otra parte, las causas de muchos males humanos y dificultades físicas.

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