MANEJO DE LAS
ENERGÍAS Y DESPERTAR DE LOS CENTROS
Enseñanzas del
Maestro D.K. “El Tibetano
1.
Debe tenerse en cuenta cuidadosamente, que la tarea principal del aspirante es
el manejo de las energías, tanto en él como en el mundo de los fenómenos
físicos y de la exteriorización. Esto abarca por lo tanto -una comprensión de
los centros y su despertar. Pero la comprensión debe venir primero y el
despertar mucho después, en la correlación del tiempo. Este despertar se
realiza en dos etapas:
Primero,
etapa donde mediante la práctica de una vida disciplinada y la purificación de
la vida de pensamiento, los siete centros son automáticamente puestos en una
condición de correcto ritmo, vitalidad y actividad vibratoria. Esta etapa no
implica peligro si no se le permite al aspirante - en conexión con los centros
- pensamiento alguno dirigido, con lo cual quiero significar que le está
prohibido concentrar su mente sobre algún centro, y no puede tratar de
despertarlos o energetizados. Debe abocarse al problema de purificar los
cuerpos en los cuales se encuentran los centros, que son principalmente el
astral, el etérico y el físico, recordando siempre que el sistema endocrino y
las siete glándulas principales, son especialmente exteriorizaciones efectivas
de los siete centros principales. En esta etapa el aspirante hace todo el
trabajo alrededor de los centros y se ocupa de su material ambiental y de la
sustancia viviente que los circunda totalmente. Esto es lo único que la mayoría
puede emprender sin peligro. El conjunto de los aspirantes del mundo se han
comprometido alcanzar esta etapa, donde deben permanecer durante largo tiempo.
Segundo,
tenemos la etapa donde los centros, mediante el trabajo efectivo de las etapas
anteriores, llegan a ser lo que esotéricamente se llama “liberados dentro de la
prisión” y pueden ahora convertirse (bajo la adecuada dirección de un
instructor) en tema de los métodos definidos, a fin de despertarlos y
vitalizarlos - variando los métodos según el rayo de la personalidad y el rayo
egóico del aspirante. De allí la dificultad del tema y la imposibilidad de dar
reglas generales.
2.
Quisiera puntualizar aquí otros dos asuntos, y así aclarar toda la situación.
Existe mucha confusión respecto al tema de los centros y mucha enseñanza
errónea, que desvía a la mayoría y causa muchas interpretaciones equívocas.
Primero,
quiero establecer que no debería intentarse trabajo alguno, tal como el
esfuerzo de despertar los centros, mientras el aspirante sepa que existen
impurezas definidas en su vida, o que el cuerpo físico se halla en malas
condiciones o enfermo. Tampoco debe ser emprendido cuando la presión de las
circunstancias externas es tal, que no hay lugar ni oportunidad para un trabajo
tranquilo e ininterrumpido. Para realizar un trabajo inmediato y enfocado sobre
los centros, es esencial disponer de horas de aislamiento y estar libre de
interrupciones. Recalco esto con insistencia para demostrar al estudiante
ansioso que en este período de la historia hay muy pocos cuyas vidas permiten
esta reclusión. Sin embargo, es una circunstancia muy beneficiosa y no debe lamentarse.
Sólo uno de cada mil aspirantes está en la etapa en que debería empezar a
trabajar con la energía de sus centros, y quizás aun estimo que es demasiado
optimista. Es mucho mejor que el aspirante sirva, ame, trabaje y se discipline
a sí mismo, dejando a sus centros desarrollarse y desenvolverse con más
lentitud y por lo tanto con menos peligro. Se desarrollarán inevitablemente, y
el método más lento y seguro es (en la mayoría de los casos) el más rápido.
Desarrollo prematuro implica mucha pérdida de tiempo y trae, con frecuencia, la
simiente de prolongados trastornos.
LAS ENERGÍAS
CON LAS QUE ENTRA EN CONTACTO EL DISCÍPULO EN EL SERVICIO
1.
El iniciado debe aprender a distinguir las diferentes energías con las que
entra en contacto. El iniciado debe dominar la técnica para diferenciar entre:
I.
Su
propia energía, o energías generadas como resultado de las experiencias
adquiridas en la vida, durante el transcurso de las edades o siglos.
II.
Su
energía de rayo que, correctamente empleada, condiciona su trabajo con y para
la Jerarquía.
III.
La
energía del ashrama de la que puede disponer cuando lleva a cabo las
actividades. En las primeras etapas la denomina energía de su Maestro, pero
posteriormente aprende que, en realidad, la genera el grupo de su Maestro, el
Ashrama.
IV. La energía jerárquica, o energía
de cierto ashrama asociado, o de todo el grupo del Ashrama, la Jerarquía misma.
Esta energía altamente cualificada y muy poderosa, sólo puede emplearse cuando
el discípulo tiene derecho a ciertos privilegios y puede confiarse que empleará
correctamente los poderes.
V.
La
energía del Guía de la Jerarquía o la fuerza crística, como se la denomina a
veces. Esta fuerza introduce en las energías generalmente disponibles, ciertas
cualidades condicionantes que emanan de Shamballa y, por lo tanto, están
relacionadas con el aspecto Voluntad. Este tipo de fuerza no estaba disponible
para los discípulos activos, pero ahora lo está, porque fue liberada en el
Festival de Wesak de este año (1948), aunque sólo pueden emplearla los
discípulos que merecen ser dignos de gran confianza y por lo general aquellos
que pertenecen al primer Rayo de Poder o Voluntad, o al segundo Rayo de
Amor-Sabiduría. Estos son los rayos a que pertenecerá alguno de los dos vehículos
principales --el del alma y el de la personalidad. Hay, desde luego,
excepciones a esta regla, que aumentarán a medida que transcurre el tiempo,
pero en la actualidad, los vehículos de primero o segundo rayo constituyen la
línea de menor resistencia. (6-327/8)
3.
Cada iniciado constituye un punto polarizado de energía precipitada; cada
iniciado trabaja desde un conocido punto de polarización, y su principal tarea
es precipitar la energía a fin de energetizar, estimular y crear lo que se necesita en
cualquier campo inmediato de la actividad divina. La obediencia oculta es, en
realidad, la capacidad de trabajar con estas energías en relación con el Plan,
aunque sólo una ínfima parte de ese Plan es conocido por el iniciado. Así llega
a formar parte de un gran grupo distribuidor de energía.