LO QUE
ENTRAÑA EL ACCESO A LOS MAESTROS.
Textos
del Maestro D.K. “El Tibetano”
Esta es la 2ª publicación sobre "LOS MAESTROS DE SABIDURÍA"
Trataremos
el segundo punto de esta octava carta, estudiándola en. dos sentidos:
brevemente, desde el punto de vista del Maestro, y con cierta extensión, desde
el punto de vista del discípulo.
En estas
cartas he dado un amplio delineamiento de la magna tarea que tiene ante sí el
hombre que se propone llegar a la meta. Mucho de lo escrito no tiene interés
para aquel que sólo ha alcanzado un desarrollo común, concierne principalmente
a quien ha llegado a una etapa específica en la evolución y se halla en el
sendero de probación. Gran parte de lo que podría decirse sobre ello ya ha sido
tratado anteriormente. No abarcaré aquí el mismo terreno, sino que me referiré
en especial a las relaciones internas que existen entre Maestro y discípulo.
Esta
relación comprende cuatro grados; en cada uno el aspirante se acerca más a su
Maestro, y abarca el periodo en que el individuo está en entrenamiento hasta el
momento en que se convierte en un adepto, siendo tales períodos los siguientes:
a. Aquél
en que el aspirante se halla en probación.
b. Aquél
en que se convierte en discípulo aceptado.
c. Aquél
en que se lo considera como intimo del Maestro o, según se dice esotéricamente,
el "Hijo del Maestro".
d. Aquél
en que recibe las tres iniciaciones finales, donde se reconoce como uno con el
Maestro. Su condición es la de "Elegido del Maestro", condición
análoga a la de Juan, el discípulo amado, a que se refiere La Biblia
Estos
estados están regidos por dos condiciones:
a.
Similitud de vibración,
b. karma,
implicadas
en la capacidad del individuo para desarrollar la conciencia grupal.
En los
planos de la mente superior, en el segundo subplano, tenemos un reflejo de lo
que se puede observar en los planos superiores de nuestro sistema solar. ¿Qué
tenemos allí? Siete Hombres celestiales, integrado cada uno (desde el punto de
vista de la forma) por almas grupales -formadas de unidades de conciencia
humana y angélica. En el segundo subplano del plano mental se hallan los grupos
que pertenecen a los Maestros, si puedo expresarlo así. Estos grupos están
animados y vitalizados desde el subplano atómico, donde residen los Maestros *
(cuando Se manifiestan para ayudar a los hijos de los hombres), de la misma
manera que los Hombres celestiales tienen Su fuente de origen y la causa de Su
vida en el plano atómico del sistema solar, al que llamamos plano de Adi o
primer plano. Estos grupos se forman alrededor de un Maestro, están incluidos
en Su aura y son parte de Su conciencia, abarcando a personas cuyos rayos
egoico y monádico son iguales a los del Maestro. Esto significa que conciernen
a dos tipos de personas:
1. Los
que se preparan para recibir la primera y segunda iniciaciones en el rayo del
Ego.
2. Los
que se preparan para recibir las dos iniciaciones siguientes en el rayo de la
Mónada. He aquí la razón de la trasferencia de una persona de un rayo a otro.
La trasferencia sólo es aparente, aunque signifique pasar al grupo de otro
Maestro. Esto tiene lugar después de la segunda iniciación.
* Desde
1920 han ocurrido grandes cambios. En la actualidad (1945) han sido trasladados
al plano búdico (A.A.B.)
Los tres
objetivos del probacionista.
Durante
el período en que el aspirante se halla en probación se espera que desarrolle
tres cosas:
1. La
aptitud de hacer contacto con su grupo o, en otras palabras, ser sensible a la
vibración del grupo, del cual un determinado Maestro es el punto focal. Al
principio establece contacto a raros intervalos. Durante la primera parte de su
período de probación, mientras está bajo observación, sólo es capaz de sentir y
retener la vibración del grupo (que es la vibración del Maestro) durante un
periodo muy breve. En un momento de elevación se vinculará con el Maestro y el
grupo; todo su ser será inundado con esa elevada vibración que surgirá como una
explosión del color del grupo. Luego se apaciguará, volverá a su estado
anterior y perderá el contacto. Sus cuerpos no están suficientemente refinados
y su vibración es demasiado inestable para retenerla durante mucho tiempo.
Pero a
medida que transcurre el tiempo (períodos extensos o breves, de acuerdo al
anhelo del estudiante) la frecuencia de los momentos de contacto aumenta, puede
retener la vibración mayor tiempo y no vuelve a su estado normal tan
fácilmente. Llega por fin el momento en que puede mantener el contacto
regularmente estable. Entonces pasa a la segunda etapa.
2. La
facultad de pensar en forma abstracta, o el poder de hacer contacto con la
mente superior, vía el cuerpo causal. Debe aprender a hacer contacto con la
mente inferior, simplemente como un instrumento para llegar a la superior, y
así trascendería hasta polarizarse en el cuerpo causal. Después, por medio del
cuerpo causal, se vinculará con los niveles abstractos. Hasta no realizar esto
le resultará imposible establecer contacto con el Maestro, pues, como ya se ha
dicho, el estudiante debe elevarse desde su mundo (el inferior) al mundo del
Maestro (el superior).
Ahora
bien, ambas cosas -el poder de llegar al Maestro y a Su grupo y el poder de
polarizarse en el cuerpo causal y llegar a niveles abstractos- son definidamente
el resultado de la meditación, como ha sido aclarado en cartas anteriores. Por
lo tanto, no es necesario recapitular la información dada, excepto indicar que
por la meditación constante y la facultad de concentrarse en el inmediato deber
(que después de todo sólo es el fruto de la meditación practicada en la vida
diaria) vendrá la creciente facultad para retener firmemente la vibración más
elevada. He de reiterar una y otra vez esta aparentemente sencilla verdad, que
únicamente la similitud de vibración atraerá al aspirante al grupo superior a
que pueda pertenecer, al Maestro que representa para él el Señor de su rayo, al
Instructor del Mundo que le administrará los misterios, al Único Iniciador que
efectuará la liberación final y al Centro del Hombre celestial en Cuyo cuerpo
el aspirante halla su lugar. La actuación de la Ley de Atracción y Repulsión,
en todos los planos, extrae la vida divina del reino mineral, del vegetal y del
animal y también de la Deidad latente, limitada por el reino humano, afiliando
al hombre con su grupo divino. La misma ley lo Iibera de las formas sutiles que
análogamente lo atan y lo fusionan de nuevo con su fuente animadora, el Señor
de Rayo en cuyo Cuerpo se halla su Mónada. En consecuencia, el trabajo del
probacionista consiste en armonizar su vibración con la del Maestro, purificar
sus tres cuerpos inferiores para que no entorpezcan dicho contacto, y controlar
su mente inferior en tal forma que no obstaculice el descenso de luz desde el
triple Espíritu. Así puede hacer contacto con esa Tríada y con el grupo en el
subplano mental superior, al cual pertenece por derecho y karma. Todo esto se
logra por la meditación, y no existe ningún otro medio para alcanzar dichos
objetivos.
3.
Equiparse emocional y mentalmente, comprender y comprobar que tiene algo que
dar al grupo al cual está afiliado esotéricamente. Reflexionen sobre lo
siguiente: a veces se hace demasiado hincapié en lo que el estudiante recibirá
cuando sea un discípulo aceptado o probacionista. Diré con toda seriedad, el
aspirante no dará los pasos deseados hasta que tenga algo para dar, algo que
agregar para aumentar la belleza del grupo, algo que aportar a ese equipo
disponible que el Maestro necesita para ayudar a la raza, y que acrecentará la
riqueza del colorido grupal. Esto puede realizarse de dos maneras que
interactúan mutuamente:
a.
Equipando, por el estudio y la aplicación, el contenido de los cuerpos mental y
emocional.
b.
Utilizando ese equipo para servir a La raza en el plano físico, demostrando así
a la Jerarquía observadora que el estudiante tiene algo que dar. También debe
demostrar que su único deseo es ser benefactor y servidor, más bien que
codiciar y adquirir para sí. Esta vida de adquisición con el propósito de dar,
debe tener por incentivo los ideales alcanzados en la meditación y por
inspiración la afluencia de los niveles mentales superiores y de los niveles
búdicos, como resultado de la meditación ocultista.
Cuando se
han obtenido estos tres resultados y la vibración superior alcanzada es más
frecuente y estable, el probacionista da el siguiente paso y se convierte en
discípulo aceptado.
Discipulado
aceptado.
El
segundo período, cuando el estudiante se convierte en discípulo aceptado, es
quizás uno de los más difíciles en toda la sucesión de vidas de un hombre, lo
cual se debe a diversas causas.
El
discípulo constituye una parte del grupo del Maestro y se halla en todo momento
en Su conciencia, siendo mantenido dentro de Su aura, lo cual implica conservar
constantemente una elevada vibración. Quisiera que reflexionaran sobre el
efecto que esto produce. Resulta alga difícil sostener continuamente esta
vibración; frecuentemente implica la intensificación de todo cuanto subsiste en
la naturaleza del hombre y puede conducir (especialmente al principio) a
curiosas manifestaciones. No obstante, si el hombre es capaz de retener la
fuerza resultante de la aplicación del Cetro de Iniciación, debe demostrar su
aptitud para hacerlo en las primeras etapas, mantenerse estable y avanzar
firmemente cuando esté sometido a la intensa vibración proveniente del Maestro.
Debe
disciplinarse a sí mismo en tal forma, que nada penetre en su conciencia capaz
de perjudicar al grupo al cual pertenece o antagonizar con la vibración del
Maestro. A fin de darles una idea clara de lo que quiero significar diré, que
al principio cuando forma parle del grupo, incluido en el aura del Maestro, es
mantenido en la periferia de esa aura hasta que ha aprendido a expulsar de sí
automáticamente, y a rechazar inmediatamente todo pensamiento y deseo indignos
del yo y por lo tanto, perjudicial para el grupo. Hasta que no aprenda a
hacerlo, será incapaz de lograr una relación más íntima, pero deberá permanecer
donde pueda ser aislado automáticamente. Gradualmente se purificará cada vez
más, desarrollará la conciencia grupal y pensará en términos grupales de
servicio; poco a poco su aura absorberá la coloración del aura del Maestro,
hasta fusionarse y adquirir el derecho de ser atraído más cerca del
"Corazón de su Maestra". Más adelante explicaré el significado
técnico de esta frase, cuando me ocupe del trabajo que realiza el Maestro con
el discípulo. Basta decir que a medida que transcurre el período de “discípulo
aceptado" (y varía según los casos), va acercándose al corazón del grupo y
encuentra su lugar y actividad funcional en ese cuerpo colectivo. El secreto
es: hallar nuestro propio lugar, no tanto en la escala de la evolución (pues
esto se sabe aproximadamente), sino en el servicio. Ello tiene más
importancia de lo que se cree, pues abarca el periodo que finalmente señalará,
en forma terminante, el sendero que deberá seguir el hombre después de la
quinta iniciación.
Afiliación
con el Maestro.
Llegamos
ahora al momento en que el discípulo pasa a la muy apetecida posición de
"hijo del Maestro". Entonces es conscientemente y en todo momento
parte de la conciencia del Maestro. La interacción entre Él y el discípulo se
perfecciona rápidamente, y el discípulo puede conscientemente y a voluntad
vincularse con el Maestro y conocer Sus pensamientos, penetrar en Sus
planes, deseos y voluntad. Esto lo ha adquirido en virtud de la similitud
de vibración y porque el proceso de aislamiento (necesario al principio, debido
a la vibración discordante) ha sido prácticamente superado; el discípulo se ha
purificado al punto de que sus pensamientos y deseos ya no causan inquietud al
Maestro ni tampoco vibración antagónica al grupo. Ha sido sometido a prueba, y
no ha fracasado. Su vida de servicio en el mundo es más concentrada y perfecta,
y desarrolla día tras día su poder de dar, acrecentando sus dotes. Todo ello
concierne a su relación con algún Maestro o nos de ciencia esotérica. Un
individuo puede recibir una iniciación. La iniciación es una cuestión técnica y
puede expresarse en términos de ciencia esotérica. Un individuo puede recibir
una iniciación y sin embargo no ser "hijo de un Maestro". El
discipulado constituye una relación personal, regida por las condiciones de
karma y afiliación, y no depende de la posición del individuo en la Logia.
Mantengan esto claro en sus mentes. Se han dado casos en que el hombre, gracias
a su dedicación y laboriosidad, ha adquirido los requisitos técnicos para la
iniciación antes de afiliarse a un Maestro determinado.
Esta
última relación de ser "hijo" de un Maestro, tiene una dulzura
peculiar propia, y otorga ciertos privilegios. El discípulo puede entonces
asumir alguna carga que pesa sobre el Maestro y aliviarlo de ciertas
responsabilidades, liberándolo para que realice un trabajo más extenso. De allí
que se haga tanto hincapié sobre el servicio, porque el hombre avanza en la
medida que sirve, siendo la nota clave de la vibración del segundo nivel
abstracto. Durante dicho período el Maestro conferenciará con Su
"hijo", planeando el trabajo a realizar, de acuerdo a sus unificados
puntos de vista. Así el Maestro desarrollará la discriminación y el juicio de
su discípulo y aliviará Su propia carga en ciertas líneas, liberándose para
otro trabajo más importante.
Poco
puede decirse acerca del período final de lo que estamos considerando. Abarca
el período en que el hombre domina las etapas finales del Sendero y entra en
contacto, cada vez más íntimo, con su grupo y con la Jerarquía. No sólo vibra a
tono con su grupo y su Maestro, sino que empieza a reunir a su propia gente y a
formar su grupo propio. Al principio este grupo existirá nada más que en los
niveles emocional, físico y mental inferior. Después de la quinta iniciación el
discípulo incluirá dentro de su aura a estos grupos y a los que les son propios
en los niveles egoicos. Esto en manera alguna impide que continúe siendo uno
con el Maestro y con el grupo, pero el método de interfusión es uno de los
secretos de la iniciación.
Todo ello
unido a lo que se ha dicho anteriormente, dará una idea de los derechos y
poderes que se adquieren en los senderos de probación y de iniciación. Los
métodos de desenvolvimiento son siempre los mismos: la meditación ocultista y
el servicio; la vida interna de concentración y la externa de práctica; la
aptitud interna de ponerse en contacto con lo superior y la aptitud externa de
expresar esta facultad mediante una vida santa; la radiación interna del
Espíritu, y la externa brillando ante los hombres.
17 de
setiembre de 1920.
... El
tema que hemos estudiado durante los últimos días, aunque no es tan técnico
como los anteriores, lleva en sí una vibración que hará de esta octava carta
una de las más interesantes de la serie. He tratado hechos respecto a los
Maestros, Quiénes son Ellos y el lugar que ocupan en el esquema de las cosas;
he dilucidado brevemente lo que entraña tener acceso a un Maestro, desde el
punto de vista del discípulo. Se ha visto que el acercamiento es un proceso
gradual y lleva al hombre desde un contacto externo ocasional con un Maestro y
Su grupo, a una posición muy íntima y a una actitud que coloca al discípulo
dentro del aura y cerca del corazón de su Instructor. Ahora vamos a considerar
brevemente lo que este cambio gradual de posición ha significado para el
Maestro y ha exigido de Él.